Hoy el día está un poco más despejado, aunque hay niebla
que acaba desapareciendo a medida que se levanta el sol, aunque hay nublados y
caen algunas gotas.
Ayer tuve problemas con el vehículo y hoy me paso un
buen rato en el taller con el mecánico. Cambiamos varias cosas y algunas más que
habría que cambiar, pero, esperemos para mejor ocasión.
De vuelta a casa me paso por el centro de pastoral para
negociar con la monja aspectos de nuestra comida y al final vemos que es mejor
ir al restaurante, pues en el centro van a estar de vacaciones, así que desde
mañana, que vamos a recibir gente, iremos a comer al restaurante, que es mucho
decir, pues es un chiringuito donde por poco dinero puedes comer; aunque también
los hay de más calidad y precio, pero a nosotros nos vale con lo
sencillo.
Jos se ha pasado la mañana preparando cosas en el sitio
donde van a reunirse los que vienen para el campamento del fin de semana y está
cansado.
Pronto por la tarde salgo hacia Gbalehun y me acompaña
la madre de Daniel, pues hemos decidido volver a Casama, el pueblo al lado del
río Sewa. Hoy el vehículo está en forma y hace buen tiempo, aunque la pista está
bastante deteriorada por las lluvias, pero se puede pasar.
Nos acompaña un maestro de Gbalejun, José, pues el otro
está esperando la visita de un coordinador de escuelas que va a venir y está
también preparando las estadísticas de la escuela y los boletines de algunos
alumnos.
En Casama tenemos distinto recibimiento que el día
anterior. Hoy no han aparecido los de las sectas del otro día y sí varios que
nos han dicho que son católicos, pero que hace treinta años que ningún cura les
ha visitado… Sigo estando sorprendido de la situación y escucho lo que nos
dicen, a la vez que les propongo que si ellos son formales y se reúnen, yo me
encontraré regularmente con ellos a partir del mes de septiembre.
Me prometen que lo harán y para empezar me han dicho que
el viernes piensan venir a vernos a Gbalehun, pues tendremos una reunión con
motivo de la venida del provincial que quiere visitar los pueblos. Ello nos
permitirá ver el interés que tienen en que les visitemos.
Vamos a ver a la autoridad el
pueblo, que es una señora, que nos recibe amablemente. Allí me entero que la
escuela es una de las cosas que los católicos gestionaban y que esperan que
volvamos para encargarnos de ella de nuevo. Es algo que no les puedo dar
respuesta y que tengo que consultar con los responsables y ver lo que se puede
hacer.
Me acerco de nuevo hasta el río, que
ahora va más crecido que hace dos semanas, pero me dicen que en agosto suele
estar más del doble. Hoy lleva un buen caudal y las piraguas están en la orilla.
A lo lejos puedo ver una pequeña catarata, lo que hace que el agua pase a cierta
velocidad por donde nosotros estamos.
De vuelta a Gbalejun comentamos las
posibilidades que se abren para una nueva comunidad en Casama, pero les digo que
es mejor esperar acontecimientos y ver la reacción que tienen y lo serio de sus
promesas. Por lo menos en la oración rezamos por ellos y por que el Señor les
conceda hacer realidad las promesas que nos han hecho.
En el camino de vuelta hay viajeros
que vienen de las granjas, así como en el de ida una docena de críos que habían
traído verduras para el mercado. Unos y otros están contentos de montar en el
vehículo y los que vienen de los campos están sorprendidos de vernos rezar el
rosario y que lo hacemos en su lengua.
La madre de Daniel está muy contenta de lo que ha visto
y ya le he dicho que si está dispuesta, que en el mes de septiembre cuento con
ella para ser la primera catequista de una comunidad largo tiempo abandonada y
que necesita alguien que la acompañe. Y los dos pensábamos eso de ir a buscar a
las ovejas… y le pedíamos a Dios en el rosario y a la Virgen del Carmen en su
fiesta que nos guíe en nuestro trabajo con ellos.
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