Volvemos a la misma situación de ayer, yo estoy en casa
acogiendo a los que vienen a desayunar y Jos con el vehículo levando a un sitio
y otro a los que lo necesitan, pero hoy la cosa es mucho más tranquila que
ayer.
Nos presentamos en la catedral, que poco a poco se va
llenando de gente. Felicitamos de nuevo al misacantano y comenzamos la
celebración que la preside. El obispo está presente revestido de roquete y
estola y sigue toda la celebración.
Es una primera misa en un domingo, con una celebración
festiva, alegre y con buen ritmo, aunque al final fue un poco largo el tema de
los discursos de algunos que intervinieron. La homilía compartida y un poco
larga, la intervención al final del obispo muy buena y ajustada a lo que
conviene. La comida rápida en la residencia de los curas de la catedral y salida
hacia casa para preparar las maletas y viajar.
Hay un poco de lluvia, pero podemos organizar los bultos
que transportamos sin mayor problema en la caja del vehículo abierto, pero bien
protegidos ara que no se mojen. Se quedan en casa unos jóvenes que han
participado en el campamento y que viajarán mañana a su país, Liberia. Cuando
salimos nos desean buen viaje.
El vehículo está completo y el viaje se hace sin
contratiempos. Llegamos a la capital y nos reciben con efusión los que están en
casa. Mientras hablamos se toma un café y se intercambian noticias. Luego
tenemos la oración de la tarde, la adoración y la cena y acto seguido salimos
hacia la casa de ejercicios, que está en la capital, pero en lo alto de una
colina.
El camino es regularcillo, hay
muchos baches y no está asfaltado, pero pienso que la vista que tendremos mañana
será muy bonita y ya disfruto viendo las luces de
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