Por la mañana se presenta Peter, el
cura de Freetown que viene con otros tres jóvenes y materiales para organizar el
camping que vamos a tener aquí con gente joven dentro de dos semanas. Las cosas
se van acercando y hay que tener todo atado y bien atado.
Después de descargar las mercancías
que traen y desayunar, salen corriendo, pues el programa que tienen es cargado.
Deben visitar a mucha gente y tratar de poner en marcha a los que van a
participar en el camping como organizadores.
Por la tarde voy a Balei, pues es el pueblo en el que se
reúnen para rezar los martes. Primero me paro en el pueblo del catequista y
saludo a la gente e intercambiamos noticias. Peter ha venido a saludarles y
están contentos, pues le conocen de años anteriores.
En el camino me he encontrado con un
maestro y juntos vamos hasta su pueblo. También encuentro al otro maestro que
viene en dirección del pueblo del catequista, pero al verme se vuelve y tratamos
de visitar a la gente en sus casas, pero hoy hace muy buena temperatura y luce
el sol, con lo que la mayoría de la gente se encuentra aún en los
campos.
Por lo menos saludamos a los que están presentes y
rezamos un pequeño grupito. Unos días más, otros menos, pero creo que vamos
creando ambiente y en los diferentes pueblos la oración se va poniendo en
marcha.
De vuelta a casa, otra vez tengo
viajeros y hoy hasta los polis del control se suman al pasaje, así como dos
señoras que venían andando y a las que he invitado a entrar, cosa que les ha
sorprendido mucho… Otro de los pasajeros les explicaba en su lengua que quien
les llevaba era el cura que rezaba en los pueblos, pues parece ser que el que se
les coja en un vehículo no es nada normal por aquí y menos anochecido. Al final
las señoras me han dado las gracias muy amables.
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