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jueves, 3 de julio de 2014

3 de Julio de 2014

Jueves

Hoy santo Tomás, pedimos de una forma especial por los católicos de la India y pienso en particular en las adoratrices que he conocido de la India y con las que he trabajado en Cinkassé. Les he escrito felicitándolas, pero hoy no funciona la conexión. Veremos a ver cuando sale el mensaje.
       Hemos llevado el vehículo a cambiar el aceite y hay un pequeño problema, una pieza que hay que cambiar, lo que nos hace tener una cierta precaución en el uso, no sea que nos deje tirados en el camino, así que esta tarde no he ido a los pueblos, pues no es imprescindible.
        Al final de la mañana el obispo me envía un mensaje diciendo que me puede recibir al mediodía. Le contesto que estaré allí y para eso me monto en una moto-taxi que me llevará sin problemas a través del centro de la ciudad.
          Cuando monto hace sol y tengo que utilizar el sombrero, pero inmediatamente las cosas cambian, el sol se nubla y un par de minutos más tarde empieza a llover… El chófer de la moto, que no habla una palabra de inglés, no sé cómo se las apaña, pero en cuanto empieza la lluvia entra en un asubiadero, la visera de una gasolinera donde hay ya más de una veintena de motos esperando a que pase el chaparrón. Para mí es la primera vez que lo vivo, pero veo que para ellos es algo muy corriente y ya saben los sitios a los que recurrir en estos casos.
       Unos cuantos minutos más tarde, el chaparrón ha cesado, salimos del refugio y seguimos camino hacia la casa del obispo y, antes de llegar el sol brilla de nuevo y la lluvia por allí no ha caído. Ha sido una tormenta local que ha durado unos minutos, lo suficiente para calarte si te pilla al descubierto, pero que minutos más tarde ya se ha pasado completamente.
        El encuentro con el obispo es para agradecerle la visita que hizo el otro día a los pueblos, para comunicarle la alegría que la gente tiene de la visita que les ha hecho y para intercambiar impresiones sobre el trabajo que se hace en los pueblos. Charlamos durante tres cuartos de hora. Para mí es un contacto muy agradable y el obispo se muestra agradecido a lo que se hace en los pueblos y nos anima a seguir en el trabajo. Le ha llamado la atención positivamente el trabajo que se hace con los matrimonios.
        La vuelta a casa de nuevo en una moto y esta vez sin problemas, me permite disfrutar de la comida que nos preparan las mujeres del centro de pastoral, hoy arroz con salsa de cebolla y pescado, y echar una buena siesta, pues anoche no dormí bien.
         Por la tarde hay conexión a internet a ratos, lo que me permite enviar unos cuantos mensajes, pero luego se atasca y no hay forma de enviar más. Esperemos que con paciencia los mensajes acaben saliendo.


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