Hoy se ha ido la luz por la noche y no ha vuelto. Hemos
tenido que usar el grupo por la mañana, que amanece nublada, pero sin lluvia,
que ya la hemos tenido por la noche.
En clase el profesor de lengua me
presenta un método de aprendizaje de la lengua que está editado por el gobierno
y pasamos mucho rato viendo cosas que aparecen en él, además de otros aspectos
de la cultura y las sociedades tradicionales.
Viene a visitarnos Augustine, el
salesiano coadjutor y come con nosotros; después se va a hacer algunas visitas a
conocidos.
Hoy el tiempo está más fresco que otros días y se puede
dormir sin sudar mucho. Me echo una buena siesta y luego voy a Nyagorehun para
la reunión con las parejas.
El vehículo responde bastante bien, no hay problemas con
la pieza que hay que cambiar y siempre hay gente en el camino que te pide que
les lleves. Hemos acabado llenos y sin sitio para más que pedían subir. La
alegría de la gente que va en el vehículo es enorme y te da moral para seguir
montándolos, aunque te tengas que bajar para abrirles la puerta porque no lo
saben hacer, o te hagan esperar más de lo que pensabas porque no se saben
acomodar. Pero creo que el beneficio que les haces es grande en comparación con
lo que te pide de estar a su disposición.
En la reunión con los matrimonios,
les hago ver que estaré ausente un tiempo y les invito a que tomen sus
responsabilidades en serio. Me prometen hacerlo, pero les recuerdo que prometer
parece ser una de las especialidades de la gente que luego no hace. Ellos me
aseguran que no será así con ellos.
Hoy tenía el caso de un maestro que
al final no se ha presentado, pero que me había expuesto la situación de su
mujer que está con la madre y no tiene prisa por venir donde él. En la reunión
me han prometido ocuparse del caso. Yo les he dicho que el domingo tengo el
vehículo disponible y que va al pueblo donde se encuentra la mujer del maestro.
Veremos a ver lo que sale al final.
Una pareja ha comentado que durante la semana tuvieron
un accidente con un crío que se rompió una pierna y me decían que si esto
hubiera pasado hace tres meses, que hubiera habido pelea con toda seguridad,
pero que ahora con el espíritu de entendimiento que tienen, que han logrado
hacer las paces y no llegar a pelearse.
Finalizada la reunión me vuelvo para casa y empieza a
llover. En el camino encuentro a gente que vuelve del campo y está cargada con
no sé cuantas cosas. Meto en el vehículo los que puedo hasta que se llena y la
gente está contenta por librarse del agua y ahorrarse el trozo que les llevo
hasta el pueblo. Al salir me dan las gracias sonrientes.
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