Después del
desayuno hacemos preparativos para organizar las cosas del contendor. Viene a
visitarnos Paul que está con su familia y luego yo tengo clase. El profesor que
fue a visitar a su madre en el pueblo, me cuenta que ella, muy anciana, no
quería de ninguna forma dejarle volver. Es la costumbre de aquí… Él me dice que
ha pasado unos días muy buenos y que está muy contento. Yo también lo estoy de
su vuelta y de la clase que tenemos juntos. El tiempo se pasa sin darnos cuenta
y veo que avanzo en la lectura. La comprensión, vendrá con el
tiempo.
Mientras yo
estoy en clase los otros van trayendo desde el sitio donde hemos descargado, con
la furgoneta, cosas del contendor y el trabajo de poner cada cosa en su sitio
comienza, y se sigue por la tarde. Esto se sabe cuando empieza, pero acabar con
ello no es fácil, pues son muchas cosas para organizar. Por lo menos algo se va
viendo que se hace. En la capilla hay unas sillas que son cómodas para sentarse
y rezar. Hasta ahora teníamos unos bancos que eran todo lo contrario. Esperemos
que también nuestra oración sea mejor.
Seguimos sin luz
y el grupo electrógeno que ha venido en el contenedor nos hace un gran servicio.
Funciona bien y es fácil de manejar, cosa que nos ayuda, el tiempo que lo
tenemos encendido. Ahora mismo estoy trabajando con la batería del ordenador,
pues la luz que solía venir de media noche en adelante, hoy tampoco ha
venido.
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