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sábado, 3 de enero de 2015

3 de Enero de 2015

Sábado

Tenemos oración y misa por la mañana a la que nos acompañan los visitantes, y después del desayuno y unos momentos de charla, retoman camino los que ayer vinieron a vernos y nosotros volvemos a nuestras tareas. Se reparte arroz con el vehículo y yo, con un considerable catarro, fruto del polvo respirado ayer en la pista, me entretengo en leer y preparar las cosas para la misa de mañana.
      Durante la siesta he puesto una cebolla partida cerca de la cabecera de la cama y al levantarme me he sentido más aliviado, lo que me ha permitido ir sin mayores preocupaciones a la reunión con las parejas.
        Como es la primera reunión del año y la semana pasada no tuvimos, dedicamos mucho de nuestro tiempo a ver lo que hemos hecho durante el año y hacer un balance, que todos me dicen que es positivo y dan ejemplos de cómo se ha mejorado la relación en la pareja, de cómo se toman decisiones dialogando entre los dos y de cómo rezar juntos ayuda en el camino.
        Creo que es una realidad muy positiva, pero tampoco se trata de dormirse, pues yo me esperaba mucho más compromiso social y mucho más estar implicados en cosas que afectan a la comunidad, pero también habrá que tener paciencia en esto, pues esperamos que llegará. La situación del ébloa ha jugado mucho en contra, pues las relaciones y los encuentros con otros se han reducido al mínimo con lo que se ha bajado la intensidad de los encuentros y las visitas.

      Vuelvo a casa y sigo con el catarro y sigo con la cebolla durante la noche. Duermo a ratos, pero creo que al final me acaba despejando la cabeza y el catarro puede considerarse superado, pues por la mañana me encuentro bien, aunque muy débil.

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