16 de Abril de 2016

Sábado La misa de la mañana es seguida por bastante gente, pero en la iglesia se ve que hay preparativos para una boda que se hará más tarde en el día. El ambiente es familiar y tenemos luz del grupo electrógeno, pues nos hemos levantado sin luz y hoy por la noche tampoco se presentó. Después del desayuno organizo algunas cosas y luego asistimos a una reunión del consejo pastoral de la parroquia. Estas reuniones se solían hacer los domingos, pero no había forma de controlar la cosa y la gente después de la misa estaba cansada. Yo mismo cuando volvía de los pueblos no había forma de pensar en participar, pues el cansancio podía más que la reunión. Hoy ha sido de dos horas y se ha tratado de respetar el tiempo. Los temas se han visto con cierta rapidez y soltura y me ha dado la impresión de ser un equipo eficaz, aun siendo numerosos, pues había una treintena presentes. He tenido ocasión de contactar algunos de los del consejo a los que veía por primera vez y sobre todo a alguien que trabaja en una ong que espero que nos pueda ayudar en nuestra labor de los pueblos. Luego me viene a ver el catequista de un pueblo que es a la vez maestro y director de una escuela. Estamos hablando un buen rato y pensamos en seguir, pues creo que se puede pensar en él para obtener ayudas en algunas escuelas. Después voy a Balei para ver el pozo acabado y cargar los moldes del hormigonado que traeré de vuelta a casa. Pero antes de volver, estoy en Nagoyon con las parejas, que hoy son siete y algunos más que están de observadores. La reunión transcurre por los cauces normales y la comunicación es abundante y positiva, y una cosa que destacan es que cuando los padres se entienden, los hijos muestran una gran felicidad. El vehículo está lleno y siempre hay gente dispuesta a viajar y siempre suele haber sitio para alguno más, aunque apretados… En Tikonko me paro para el catecismo y hoy la gente joven es poca, pero los adultos que vienen y deben hacer venir a sus parejas son seis… Paciencia y a insistir y si es el caso, la semana que viene, comenzar por visitar en sus casas a los que no vienen. Pero por lo menos les he comprometido a todos a que vayan esta semana a rezar unos a casa de los otros. A medida que vamos llegando a la ciudad el vehículo se va desocupando y finalmente dejo los moldes donde los había tomado y llevo al hombre de los pozos a su casa. En casa estamos sin luz y nos las apañamos con la linterna para cenar y después me conecto, leo un poco las noticias y, a pesar de no haber luz, intento hacer la crónica, que no quiero que se me queda atrasada y mañana me espera día largo.