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sábado, 2 de abril de 2016

2 de Abril de 2016

Sábado La luz que vino por la noche no esperó hasta la mañana, así que para la misa hubo el generador y para levantarse la linterna. Ha habido menos gente que otros días para la misa, imagino que también es porque hay una boda más tarde. Sigo con la tarea de acondicionar paquetes y preparar lo que tengo que hacer en los pueblos por la tarde y la mañana se va volando. Samuel ha limpiado el coche y le deja fuera de forma que cuando los que participan en la boda vienen no nos impiden utilizarlo, pues suele pasar que si hay algo en la iglesia, hay coches y poco espacio para aparcar, y organizarse no es cosa que tengan costumbre, así que dejan los vehículos en cualquier sitio y si estás dentro, querer salir es tarea imposible. La reunión en los pueblos es interesante. Hoy es en Nagoyon y son los amtrimonios. En una de las parejas la mujer está enferma y no ha podido venir, pero hay dos nuevas parejas que han venido y el ambiente es de alegría. Un maestro hace un comentario muy positivo de lo que han vivido durante la semana y de cómo ve que las cosas están cambiando, a lo que añado que espero que sea sólo el comienzo y que pienso que muchas más cambien y a mejor. En Tikonko ya hay algunos que esperan para la reunión del catecismo y otros van viniendo de forma que la mayoría del grupo están presentes, pero a los adultos les pido que vengan con sus medias naranjas, cosa que prometen, pero no creo que les sea fácil conseguirlo. Si ellos no son capaces, yo estoy dispuesto a ir con ellos a ver a los interesados y ayudar a que participen en las reuniones, pues pensar en sacramentos para ellos no es posible sin el matrimonio y eso se prepara entre dos. Vuelvo a casa y voy a casa de Paul, el salesiano, donde celebran lo de los funerales. Me han dicho que no han encontrado cura y si puedo decirles la misa, cosa que hago con cariño, pues son gente que está muy cercana a nosotros y con quienes tenemos trato frecuente. Además de que he conocido y tratado a las personas por las que rezamos. El ambiente es familiar y no hay mucha gente, lo que me permite estar cercano y hacer una catequesis sobre la resurrección que celebramos esta semana y ver que estamos asociados a Jesús que con su muerte nos ha liberado. Estoy cansado y mañana me espera día largo, por eso no me quedo para la comida. Mientras comienza la distribución, me despido y vuelvo a casa, donde no hay luz y me voy a dormir, pues si viene tarde, puedo aprovechar para trabajar un rato.

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