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lunes, 2 de mayo de 2016

2 de Mayo de 2016

Lunes

Lunes, pero estamos medio de fiesta, pues se celebra la de ayer que cayó en domingo… Después de la misa el profe me da un buen rato de clase aprovechando que mañana estará de viaje.
El desayuno es algo que se retrasa, pues hay gente que quiere hablar con unos y con otros y, como es fiesta, las cosas se toman con calma. Después del desayuno tenemos un rato de reunión, salvo Samuel que se ha sentido indispuesto repentinamente.
Acabada la reunión Joseph se prepara para salir de viaje, va a ir a Lungi y yo estoy esperando la visita de Marcos, el cooperante que trabaja en el norte del país y que piensa estar con nosotros el año que viene. Viene a vernos con su madre y su novia, que han venido de España a pasar unos días y a conocer el ambiente en el que Marcos trabaja.
Cuando llegan estamos en casa todos y les recibimos con alegría. Después de los saludos y las presentaciones, damos una vuelta por la casa para que la conozcan y vean entre otras cosas la necesidad que tiene de ser reparada. La estructura de la casa les gusta, pero reconocen el trabajo que es necesario hacer, algo que nosotros también somos conscientes de ello.
A continuación nos damos una vuelta por los alrededores y salimos a ver la ciudad en donde las mujeres se paran a comprar cosas en el mercado. Me llama la atención el gusto y la vista que tienen para comprar, pues han echado el ojo a una especie de manta hecha a mano y bien acabada, que no me esperaba encontrar en el mercado. Les he ayudado en el regateo, pero no mucho, pues les parecía muy barato ya el precio que les habían dado.
Luego fuimos a un bar a beber algo y nos sentamos a comer unas latas que había preparado pensando si íbamos a algún pueblo o cerca del río. Nos pasamos un rato agradable. Las mujeres siguieron de nuevo recorriendo el mercado, mientras Marcos y yo hablamos de las opciones que ve que se le presentan. No está decidido a dejar el sitio donde trabaja y se sigue preguntando si venir aquí es lo mejor que puede hacer. Me lo presenta así y le digo que es él quien tiene que decidir. Yo le ofrezco el que venga y que trabajemos juntos, pero la decisión última es él quien la tiene que tomar y le digo que sea libre en la elección, algo que creo que tendrá que seguir pensando y sopesando. Yo le he dicho que seguiremos siendo amigos, tome la decisión que tome y que rezaré para que la voluntad de Dios se cumpla en nosotros, que creo que es lo mejor que nos puede pasar a todos.
Cuando hemos acabado nuestra charla vienen las mujeres del mercado, cansadas, sudorosas y sedientas. Nos tomamos juntos una botella de agua y salimos hacia los pueblos que quieren conocer. Esta vez no han encontrado nada que sea de su gusto… Y no me extraña, pues no he visto cosas de artesanía local por aquí como se encuentran en otros sitios.
Vamos a ver la escuela de Balei y pasamos por Tikonko. Por lo menos que puedan ver un poco por encima lo que es el terreno y donde trabajamos. En la escuela hay un grupo de críos que se presentan de  inmediato y el ambiente es agradable y el calor abundante, pero a la sombra se puede aguantar.
La hora se nos ha echado encima y tienen que pensar en volver a destino. Se han comprado un frigorífico y están contentos de lo que han encontrado, pequeño y coqueto.
Les damos unas cuantas cosas que tenemos de lo que ha venido en el contenedor y Bárbara, que es una buena cocinera, manifiesta su experiencia a la hora de elegir los productos. Nos despedimos, les deseamos buen viaje y hasta la próxima.
Me da tiempo para ir a rezar el rosario a Towama, donde sigue sin haber mucha gente y luego a Mattru, donde les quiero advertir que el miércoles por la mañana no podré venir a rezar, ya que tengo la misa en casa. No hay mucha gente y los responsables tampoco han venido. Por lo menos les dejo el mensaje y espero que se lo transmitan, pues el teléfono que he intentado utilizar, tampoco funciona hoy.
El resto de la tarde noche no tiene nada que reseñar, si no es lo de siempre, que seguimos sin luz y la conexión es lenta y a ratos.


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