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sábado, 21 de mayo de 2016

21 de Mayo de 2016

Sábado

La mañana se presenta tranquila. Hago las labres de casa y cuando me traen agua la colada que ya tenía acumulada ropa. Después hay reunión del consejo de la parroquia, d diez a doce, que llega hasta la una y le sigue la comida para los presentes, algo muy sencillo, una arroz con pescado que todos tomamos en armonía.
Echo un rato la siesta y salgo hacia los pueblos, pasando por el hospital donde visito a una señora que está enferma y llevo a su marido al pueblo. Pero antes de llegar a destino paso por Tikonko donde voy buscando las parejas que han prometido venir. Rengo que esperar un rato, pero al final llegan y eso me da tiempo para visitar otras familias cercanas, entre ellas una señora mayor a quien prometo que mañana le traeré la comida que me pide.
En la reunión las cosas pasan normalmente, hay bastante buena comunicación y la experiencia que una pareja comunica es la alegría de entenderse entre ellos, algo que hasta hace muy poco era una batalla cada día. Y en esta situación les animo a dar gracias a Dios por lo que están viviendo y les digo que lo tienen que comunicar a los otros, que para eso nos da los regalos Dios. Lo oyen, asienten, pero ir a rezar con los otros, les cuesta y se retraen.
En Tikonko tenemos un rato de catecismo. Van viniendo la mayoría de los que están en la lista y luego vamos a rezar el rosario al dispensario donde hay una familia que nos recibe. Hay una treintena de personas y nos acomodamos en unas escaleras en la entrada.
Vuelvo a casa con el que había llevado al pueblo y le dejo en el hospital junto a su mujer. Estoy cansado y no tenemos luz, por lo que aprovecho para dormir lo que pueda, que mañana espera día 

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