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martes, 31 de mayo de 2016

31 de Mayo de 2016

Martes

Y nos hemos plantado en el fin de mes sin darnos cuenta, o por lo menos mucho antes de lo que me esperaba. Participo en la misa de la parroquia y después me entretengo en los últimos preparativos para acoger a los que vienen. Hay un grupito que ha llegado un rato antes y les enseño los alrededores y la iglesia en la que les invito a rezar.
Más tarde llega otro grupito y juntos se ponen a rezar el rosario en la iglesia. Cuando entro y les saludo, se levantan de su sitio y les animo a salir a la puerta del templo, donde se puede leer que este templo está especialmente dedicado a acoger peregrinaciones en el año de la misericordia, tanto individuales como colectivas. Aquí compruebo la necesidad de una alfabetización de adultos, pues muy pocos son capaces de leer lo que está escrito sobre la puerta de la entrada…
En el grupo ha venido la mujer del jefe tradicional, que trata de hacerse presente siempre que puede y las ocupaciones se lo permiten. Creo que es un esfuerzo que hace por que la gente de su pueblo tenga una promoción y un nombre.
Después de entrar en la iglesia y conscientes de lo que venimos a hacer, tenemos la exposición del Santísimo. Primero cantan varios cantos en su lengua, luego hay un rato de peticiones y un rato en silencio y luego trato de hacer una catequesis de lo que estamos haciendo este año de la misericordia, pero me doy cuenta de que lo que conocen del catecismo es nada o menos, ni siquiera son capaces de recordar los mandamientos, lo que me hace ver lo necesario de la catequesis  y el acompañarles desde niveles muy elementales.
Por lo menos de los once que estaban presentes ha habido cinco que se han venido a confesar. El resto no están todavía en disposición de poder hacerlo. Después celebramos la misa animada y cantada por ellos mismos y, como nos hemos plantado en el mediodía, nos vamos a comer. Hoy la comida consiste en un par de paquetes de galletas y una bebida de lata. Están contentos y satisfechos de la experiencia que han tenido, pues no es común el hacer cosas así.
Tienen un rato de reposo y los que quieren van a darse una vuelta por el mercado, pues para la gente de los pueblos venir a la ciudad es ir al mercado, aunque no compren nada… Luego, antes del regreso, que les he prometido en el vehículo, pues no son muchos, vamos a visitar a la señora de uno de los pueblos que está en el hospital. Está muy contenta y los visitantes también. Después vamos a ver a alguien que está en el camino y que es de otro pueblo, pero que está en la ciudad porque su salud no es muy buena, y también está encantado.
Con las mismas llegamos al primer pueblo, cargados también con gente que hemos encontrado en el camino. Se ve que están contentos de lo que han vivido y creo que para ellos ha sido una buena experiencia, lo mismo que para mí, que me ha enseñado a ver que se pueden tener iniciativas y que van a responder, aunque sean pocos, pero así se empieza y luego ya veremos a ver hasta donde llegamos.
En el pueblo siguiente hoy toca catecismo y las cosas están un poco con retraso pero al final todos aparecen y el número de gente que viene pasan de cuarenta, cifra interesante si tenemos en cuenta que la presencia a la misa el domingo no llega a los cien.
Mientras están haciendo catecismo aprovecho para darme una vuelta por el pueblo y hoy está presente Francis, el que hace semanas me prometió que iba a venir a rezar y a quien no he vuelto a ver hasta hoy, si no es una vez que estaba ebrio y no se le podía abordar.  Hoy está en mejor forma y me entretengo con él un buen rato. Vamos hasta el cementerio, donde suelo rezar por los difuntos que conozco y me paso un rato hablando con él y rodeado de críos que me siguen a todas partes. Hoy me promete venir a rezar y creo que pueda ser cierto. Al final nos hemos acercado a su casa, he hablado con su mujer y juntos hemos rezado un poco. Les he animado a que sigan haciéndolo cada día… Así trato de “pescar” a los que me dicen que son cristianos y no les ves en la oración.
Luego me voy a ver cómo andan los trabajos del camino que están haciendo a mano hacia un pueblecito cercano. Avanzan, pero lentamente, y es que quitar raíces de árboles y de palmeras en particular, no es tarea fácil ni sencilla.
Finaliza el catecismo y se van porque amenaza la lluvia, que luego comienza a caer abundante y, como espero y la lluvia no cesa, prefiero ir al pueblo siguiente contando que cuando llegue haya cesado, cosa que pasa y podemos rezar el rosario, donde lo rezamos ayer, pero hoy en la casa del catequista, y estamos bien en familia.
Cuando acabamos voy a rezar a casa de uno de los que estaban en el rosario, pues su mujer es musulmana y las relaciones entre ellos no son muy buenas. Por lo menos siempre que he ido a rezar todos lo hacemos, mujer incluida, lo que me dice que sabe cómo rezar en católico, algo que para un musulmán no es normal en absoluto.
Cuando he acabado miro el reloj y me parece tarde para ir a ver a los otros matrimonios, por lo que decido volver a casa. El camino está muy mojado durante un trecho pero al final está seco y polvoriento, lo que dice que la lluvia ha sido muy local, aunque haya sido fuerte.
En casa funciona el generador, y a su luz ceno, y luego trato de conectarme para leer las noticias, cosa que puedo hacer, pero el Skype hace días que no hay manera.
Hemos acabado el mes de mayo. Este año la situación ha sido un poco especial. No ha habido mucha gente en el rezo del rosario, pero sí creo que se ha ido afianzando el hecho de hacerlo y visitar las casas me parece un ejercicio positivo que habrá que continuar.

En conjunto puedo dar gracias a Dios en general por lo que he vivido cada día del mes y en particular por el día de hoy que he disfrutado de la presencia de un grupito y he podido ver su buena voluntad, pero sus muy escasos conocimientos religiosos, cosa que espero mejoren con el tiempo.

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