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viernes, 5 de mayo de 2017

5 de Mayo de 2017

Viernes


Lo de la luz es sin remedio, pero no es fácil acostumbrarse a hacer las cosas a tientas cuando has tenido luz… En la capilla estamos con linternas y en Madonna, donde voy a decir la misa está el generador. No hay mucha gente y algunos de los de ayer no han venido…

Hago la colada y sigo las peripecias del vehículo que viene, pero que llega tarde por la tarde. Estoy dando vueltas para hacer un molde para ladrillos y hay que estar al lado de los que lo hacen para que no te hagan cualquier chapuza. También veo cosas interesantes en un sitio de desguace, que es donde voy a buscar materiales para hacer el molde.

El camión de la arena está averiado y buscar otro es una aventura que hoy no da más de sí y lo dejamos para otro día.

En Nagoyon han acabado el trabajo para cuando llego y los jóvenes están jugando con el balón que les llevé el otro día… Si es que tira más un balón que un batallón… Estoy un rato viendo el juego y animando a los que juegan.

Voy a Gbalehun, el pueblo al que suelo ir los viernes y pienso en rezar el rosario con ellos. Y para empezar tenemos el puentecito de marras que han arreglado para camiones, por lo que el hueco entre las ruedas en el centro del puente es muy amplio y con un vehículo pequeño te arriesgas a ir al hoyo.

A la ida, es de día, hay luz y alguien me orienta para dirigir las ruedas. Paso sin novedad. En el pueblo hay muy poca gente y vienen tarde. Les digo que tengo problemas con el puente y rezamos los pocos que estamos, que no quiero llegar de noche… Pero al llegar estaba bien oscuro y no se veía para dirigir las ruedas porque las luces del vehículo te impiden ver lo que hay debajo… Intento pasar y hay una tabla que me retiene… Bajo a ver lo que pasa y descubro que gracias a la tabla que no me dejó pasar no entré en el hoyo… Y pienso que los hay con suerte… O también que la providencia nos acompaña… Por lo menos doy gracias a Dios que esta vez me salvé del hoyo.

Traigo el vehículo cargado de gente que viene del campo bien de noche, y en Tikonko participo en el rosario en una casa. Han cambiado de casa, pero no estaba lejos y me han orientado hacia el sitio donde rezaban. Se alegran de mi presencia y también disfruto de estar con ellos y rezar juntos.

En casa sin luz, sin conexión y con un plato de arroz y salsa de cacahuetes hacen la noche antes de leer un rato y luego acostarme.


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