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domingo, 7 de mayo de 2017

7 de Mayo de 2017

Domingo

Como no voy a los pueblos no me levanto temprano, pero sí con tiempo para rezar y preparar lo que tengo que hacer antes de la misa en casa. Estoy presente mucho antes de la hora y saludo a los que van llegando. Cada vez conozco a más gente y ellos me conocen y tenemos buena relación entre nosotros.

Hoy el domingo del buen pastor, intento presentarles la imagen cercana de algo que para ellos es un tanto lejano, pues no saben lo que es un pastor, no lo han visto. Por aquí no hay casi animales y los pastores no existen, sólo hay agricultores.

Acabo cansado y empapado de sudor, que es lo normal en estos casos, pero también estoy contento de la relación establecida con los fieles y del ambiente que hay en la iglesia. Me cambio la ropa, como el plato de arroz picante y bien preparado y me echo un rato la siesta porque la tarde será larga.

Salgo de casa con la máquina de hacer ladrillos y logro entregarla en destino, cosa no fácil, pero hoy tenía la buena estrella conmigo. Paso luego por el taller mecánico donde el camión sigue con las ruedas desmontadas, por lo que no hago más preguntas. Me voy luego a Nagoyon y Balei, donde estoy un buen rato con la gente que me conocen y me saludan con cariño, además de los críos que me rodean y con los que juego con frecuencia.

Rezamos el rosario en Balei. Hay problemas al comienzo porque no hay quien pueda dirigir la oración, pero como estoy yo, siguen las indicaciones y salimos adelante. Hay media docena de adultos y una cuarentena de críos.

En cuanto acabamos el rosario, voy a Nagoyon, donde han comenzado a rezar, pero por lo menos estoy una buena parte del rosario y al final les doy la estampa de la Virgen que me dieron en la imprenta de Pamplona y que todos aprecian. Aquí no hay tantos como en el otro pueblo, pero es que también han comenzado a rezar en los otros pueblos pequeñitos sin carretera, que antes venían aquí a rezar.

En Tikonko rezamos en una casa donde hay una treintena de fieles, un tercio de los cuales son adultos y el resto críos. Todos muy contentos al recibir la estampa y les invito a que la conserven en casa y le recen.

Vuelvo a casa con poca gente porque ha llovido en el camino y en la cena, sin luz, me tomo unos espaguetis que nos han preparado hoy como comida. Están buenos y les añado un poco de tomate del que ha llegado en el contenedor y están de buen gusto.


Seguimos sin luz, leo un rato, intento trabajar con la batería del ordenador y cuando estoy a punto de cerrar el ordenador porque se me acaba la batería, viene la luz, lo que me permite hacer la crónica y pensar en trabajar un poco más de tiempo del que esperaba.

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