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domingo, 12 de marzo de 2017

12 de Marzo de 2017

Domingo

Como los domingos, me levanto temprano y voy a los pueblos. Volvemos a la rutina de la misa a las siete en Nagoyon. Cuando llego es un buen momento antes de amanecer. La luna está en el horizonte y algunas estrellas se pueden ver aún, pero hay bastante niebla que lo impide. Ha habido en el pueblo una ceremonia por un difunto y suelen durar toda la noche. La música se acaba un rato después de mi llegada. Los efectos son importantes, pues quienes no han dormido durante la noche, ahora los que vienen a misa no se tienen… Ya he hecho el comentario otras veces y vuelvo a la carga, que no nos hace falta pasar toda la noche en algo que no nos atañe directamente… Habrá que ir aprendiendo poco a poco lo que se hace y el grupo tendrá mucho que decir en este terreno. Cambiar cosas ancestrales no resulta fácil…

El ambiente es bueno y los retos son varios, pues por una parte está la construcción que queremos hacer, pero antes hay que limpiar el terreno de raíces. También hay un pozo para uno de los pueblos de los alrededores, además de la limpieza del terreno de Towama y a todo queremos llegar.

Olvidé decir que los de los pozos llegaron de madrugada y durmieron a la entrada por no molestar. Me los encontré cuando salía hacia a los pueblos. Busqué la llave del sitio donde van a estar y les dije que a la vuelta marcaríamos el sitio del pozo, pues en ese momento no me parecía oportuno y menos que trabajaran por la mañana en un sitio donde hay mucho revuelo, pues pasa un camino por en medio de la escuela en la que van a trabajar.

En Tikonko las cosas están un poco en calma. Hay gente que viene, pero no muchos. Al final les propongo la lista en la que la gente se comprometa a venir a rezar de forma regular. Esperemos que de alguna forma el compromiso con la comunidad surja.

Towama presenta un buen ambiente, aunque hay algunos que llegan tarde, la mayoría está a tiempo y el coro con las cosas hechas. No hay muchos, pues aún no ha comenzado el curso en la universidad y eso se nota en la vida del pueblo, que está poco animado.

En cuanto vuelvo a casa el equipo de los de los pozos me espera y vamos y marcamos el sitio del pozo y seguidamente comienzan el trabajo. Durante dos horas y media están trabajando y hacen unos siete metros de profundidad. Manolo y Emilio están siguiendo de cerca el trabajo y yo desde la ventana de mi habitación puedo ver la evolución de las cosas. Ahora los visitantes están tranquilos porque han visto que lo que les decía era verdad y que el trabajo es posible en muy poco tiempo.

Seguimos sin luz y las cosas se van haciendo con linternas. Lo del pozo se sigue. Han traído una tienda de campaña que instalan y el trabajo continúa.

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