Vistas de página en total

viernes, 3 de marzo de 2017

3 de Marzo de 2017

Viernes

Digo la misa en casa y me acompañan Joseph y Solomon, un salesiano de aquí que ha venido de vacaciones. Hay bastante gente porque es primer viernes y aquí siguen haciendo la devoción de los primeros viernes.

Después de misa y desayunar, vamos a Gbalehun, la escuela en la que haremos la ceremonia de la ceniza. Voy con los compañeros de viaje y nos preparamos para pasar el día en los alrededores conociendo alguna parte de la zona.

El encuentro en la escuela es agradable. Los alumnos están jugando en el patio y nos reciben alegres. Los maestros han ido a una reunión que tienen en otra escuela y sólo está el director del colegio. Algunos padres vienen a la ceniza y les explico que esto no es un rito mágico, sino un signo de nuestro deseo de convertirnos a Dios. Los alumnos siguen con un cierto interés, en especial cuando les damos unos balones de los que han venido en el contenedor. Les animo a jugar en el patio y a trabajar con asiduidad en la clase.

Ha habido un problema con un maestro y se trata de ver qué se puede hacer, pues el director está bastante afectado. Después de escuchar a unos y otros, parece que la mejor solución es algo que él mismo ha propuesto, irse a otro sitio donde puede trabajar.

Nosotros nos vamos a conocer lo que hay en los alrededores, empezando por unas plantaciones de bambú que hay cerca de un riachuelo. Son enormes y les llaman la atención. Seguimos por el camino y llegamos a otro pueblo donde están reunidos los maestros en la escuela y más lejos llegamos a otro pueblo al lado del río. Vamos a ver el río y nos encontramos con que hay gente que está buscando metales en la orilla. Vemos cómo lo hacen, son amables con nosotros y nos muestran lo que van encontrando y cómo van lavando la arena hasta que queda el metal. A Emilio y Manolo les llama la atención y les encanta lo que ven y hay quien les enseña otras piedras que tienen y que guardan con cuidado.

Es la hora de comer y, visto que no lo podemos hacer cerca del río porque hay demasiados espectadores, vamos hacia el interior y en un recodo del camino, a la sombra, nos acomodamos y comemos con tranquilidad, además de echar una cabezada. A la sombra se está bien, pero el sol es muy fuerte y quema. Ha llovido hace poco y hay bastante humedad en el ambiente y es lo que se nota.

Vamos hacia Cassama, el sitio siguiente de nuestro camino. Aquí tenemos la ceniza a las cinco, pero hemos llegado mucho antes y así vemos los huertos que están haciendo y visitamos un rato el río donde los críos juegan en el agua y algunos adultos se lavan o sacan arena.

Siguen trabajando en la construcción del sitio para rezar y la ceremonia de la ceniza la hacemos fuera a la sombra del mango y es sencilla, pero trato de hacerles ver que lo que necesitamos es un grupo que reza unido y que se sienten grupo y que se preocupan los unos por los otros. La cosa no es fácil, pero la paciencia lo logrará.

A la vuelta me paro en Tikonko y saludo al jefe, además de hablarle del problema de la madera que necesitamos para los pupitres de los pueblos. No me da una respuesta clara y creo que no tengo que insistir, pero lo haré de nuevo cuando se presente la ocasión.

En casa estamos sin luz y la conexión es imposible. Paciencia y a ver si mañana hay más suerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario