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martes, 21 de marzo de 2017

21 de Marzo de 2017

Martes

Digo la misa en casa ya que no está Joseph y no voy a Nagoyon. Ayer estaban muy cansados del trabajo y les dije que mejor reposarse un poco y estar en buena forma, pues el trabajo que espera es mucho.

Tengo un buen rato de reunión con el albañil y vemos de programar la construcción que tenemos entre manos y cómo lo vamos a hacer. Después vamos al terreno y vemos que las zanjas para los cimientos se van completando y en el pueblo del pozo han encontrado piedra y tienen dificultades, pero en ello están. Un pozo es una aventura para vivir y disfrutar o sufrir con los que trabajan y eso nos toca a los que lo vivimos de cerca.

Volviendo a casa traigo gente que está en el camino y otros que se agregan, además de los que vienen para otros recados.

Por la tarde Emilio y Manolo se dan una vuelta por el pozo de la escuela, donde hay unos cuantos críos sacando agua; luego se pasan por el mercado con el cocinero y compran algunos recuerdos. Yo me recorro las tiendas de materiales de construcción preparando la compra que tengo que hacer para la iglesia y luego voy también al mercado donde encuentro unas ollas que estaban buscando Manolo y Emilio. Por la noche en el momento de la cena, que hemos hecho un poco especial como despedida, se las ofrecemos como regalo y les hacen mucha ilusión. Compartimos un rato agradable, pero la barrera del idioma es algo que limita mucho la comunicación.

Hemos encendido un rato el generador y cenamos con su luz, pero luego seguimos en la oscuridad y sin conexión.

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