Comenzamos
semana y hay luz. En Madonna, donde voy a decir la misa hay un buen grupo de
gente. Algunos de los que recibieron la comunión ayer están presentes, otros ya
habían dicho que tienen que ir a clase y les es imposible venir. Les advierto
que mañana a lo mejor vengo tarde a la misa porque iré antes a un pueblo.
Después
del desayuno tenemos reunión comunitaria y seguimos con las planificaciones,
aunque sea a final de curso. Hay programas para los que se preparan para
casarse, para confirmación, para bautismo. Queremos comenzar por lo poco que
podemos, pero por lo menos hacer algo. Y lo mismo sucede en los pueblos.
Voy
donde el mecánico que tiene el camión y el tractor en el garaje. Pido
presupuestos de lo que hay que cambiar y pago el carburante que ninguno de los
dos tiene.
Visito
los despachos del centro de pastoral y sigo buscando la manera de que avancemos
con el libro de oraciones en mende, así como los otros libros para la librería,
pero estamos en espera.
Después
de comer voy a nuestro terreno. Estamos acondicionando las cosas para plantar
algo y limpiar es lo primero que hay que hacer. Nos cae una buena lluvia que me
pilla en el vehículo y ya había previsto la cosa, pues tenía conmigo un libro
para leer durante ese tiempo. Cuando escampa cargamos leña y la traigo con el
fontanero.
En
casa no hay luz y leo un rato hasta que al final la luz viene y hay conexión y
cargo las baterías.
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