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viernes, 5 de octubre de 2018

5 de Octubre de 2018

Viernes


Hoy mejor que ayer y espero que peor que mañana. Por lo menos he dormido y, aunque los efectos de la enfermedad siguen, por lo menos no hay grandes dolores ni calambres y sí un serio problema a la hora de tragar las medicinas…. Y por todo hay que pasar.

He estado en la oración de la mañana y después del desayuno sigo de reposo, sudando y cambiando camisetas y sintiendo los efectos secundarios del palu, que es lo normal cuando esto sucede. Estoy acabando los repuestos en el armario y menos mal que hoy ha hecho sol y se ha secado la ropa que me lavaron ayer, que cuando llueve la ropa no seca.

Después de dormir la siesta y sudar abundante, me ducho y salgo a ver el trabajo en la finca. No se puede estar en casa encerrado. Los obreros no están, se ve que han acabado y dejan una labor importante para mañana, pero me llama la atención porque es día de limpieza y nadie se moverá antes de las doce.

La pista sigue estando en mal estado a pesar del intento de arreglo y no me he sentido cansado al conducir. La temperatura era agradable y el silencio elocuente… si pensamos que ayer tuvieron una fiesta de esas que hacen por los muertos que tuvo la música de los altavoces toda la noche hasta las seis y media de la mañana. Creo que apreciar un espacio de silencio en estas circunstancias no es complicado.

Para comenzar el rosario ya me había cambiado la camiseta y al acabar, de nuevo volví a cambiarla, pero ya te habitúas al trasiego.

La cena, las pastillas, el generador que nos da la luz, las noticias, los correos y otros nos entretienen hasta que sudando me vuelvo a la cama.

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