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jueves, 16 de enero de 2014

16 y 17 de Enero de 2014

He tenido la batería del ordenador descargada y, como hemos estado sin luz hasta hoy, casi tres días seguidos, pues no he podido escribir la crónica. No importa, hoy hago lo que no he hecho ayer.
       El jueves fuimos a rezar a un pueblo, donde se reúnen por la mañana temprano. Nosotros dijimos la misa a las cinco y media y salimos hacia el pueblo. Cuando llegamos nos dijeron que ya habían acabado de rezar, pero que volvían a la iglesia con nosotros… Lo hicimos y comenzamos a rezar. Es el pueblo de Bartolomé, el catequista. Parece ser que se reúnen regularmente para rezar, pero son un grupo muy pequeño, entre todos no llegan a una docena.
       Creo que es una experiencia interesante y fundacional. Nos toca tener la paciencia de ir buscando uno tras otro los que quieran venir a rezar y que han estado largo tiempo abandonados. Que el Señor nos dé la fuerza para estar con ellos.
        El coci sigue sorprendiéndonos con sus guisos. Hoy ha sido  ñame cocido y la salsa, cebolla con aceite y carne de pollo, estaba rica  y comimos con gusto. Se echa en falta el frigo y el agua fresca, pero, por ahora paciencia y a esperar que uno y otra vengan.

Cocina

        Por la tarde vienen Cecilia, la madre del salesiano Daniel y el sastre. Tratan de recomponer lo que cortó mal, pero no sé si tiene mucho remedio.
             Seguimos sin luz y a la espera de que venga, la esperanza es lo último que vamos a perder, pero hoy tampoco nos toca la luz. El clima es de lo más agradable, entre veinticinco  y treinta y cinco grados con un porcentaje de humedad todavía muy alto que te hace sudar en cualquier momento, pero soportable, más que el frío del que disfrutan por otros sitios.
       El viernes nos levantamos pronto, rezamos laudes y vamos a decir la misa a un pueblo donde nos han prometido que nos esperan. La misa estaba prevista para las ocho. Una hora antes ya estamos presentes en el pueblo y saludando a la gente. Se hacen de rogar y tardan, pero  logramos comenzar la misa y algunos van viniendo. Tenemos prevista una reunión con los padres de los alumnos de la escuela, que también se hacen esperar. Nos invitan a desayunar, mandioca cosida y salsa picante con pescado. Agradable.
      En ese momento nos llaman por teléfono. Lotar, viene desde Freetown y nos trae muebles en un camión. Como la gente se va a hacer esperar y a nosotros nos esperan les decimos que nos encontraremos otro día, cosa que no les agrada mucho, pero no podemos hacer otra cosa, ya que Lotar quiere marchar otra vez pronto para no tener problemas a la entrada de la capital de noche.
        La casa hoy es un prodigio de movimiento. Al mismo tiempo que han llegado los muebles, están también los fontaneros que nos van a instalar un servicio en el espacio de la ducha, es la única solución a viable a la que hemos llegado, y mientras se van descargando los muebles y se van intentado poner en cada sitio que les corresponde, los fontaneros entran y salen haciendo su trabajo.
       La experiencia se nos hace llamativa. Después de haber visto la casa vacía, ahora verla llena de piezas que poco a poco se van ensamblando y forman los muebles, mesas, armarios, estanterías es agradable. Para la cocina, también hay frigo, congelador, cocina de gas, lavadora y dos armarios. Como todo no entra, vamos haciendo sitio en el comedor y a ver lo que podemos ir metiendo. En el comedor hay una mesa y seis silla, en las habitaciones cama, colchón, mesa y estantería, armario abierto y mesilla… Podré finalmente pensar en deshacer las maletas y que mi peregrinación empezada en julio se asienta provisionalmente, pues estamos en una casa de paso, pero para estar sin prisa, ya que tenemos un terreno fuera de la ciudad, pero por ahora es sólo eso, el terreno y sin prisa de construir.
        Como alguno de los armarios es a fijar en la pared, nos hace falta la corriente y vamos a buscar un grupo electrógeno. También aprovechamos para cargar las baterías de la cámara que están descargadas y poder sacar unas cuantas fotos del momento del cambio de look de la casa.
       Y ahora que tenemos las baterías cargadas, por la tarde nos viene la luz. Nos da alegría poder disfrutar de lo que nos ha faltado, pero nos damos cuenta de que no hay acceso a internet… Donde pensábamos tener noticias, habrá que esperar a ver si más tarde hay algo mejor, porque ahora nada de nada.
       El coci también ha estado a la altura. Hoy ha preparado comida para todos los que estábamos en casa, que éramos muchos. Lo hemos hecho por turnos. Primero hemos comido Lotar, Jos y yo, los salesianos. Los otros seguían trabajando cada uno en lo suyo .Luego han venido los ayudantes de Lotar que han venido con él desde la capital y están montando los muebles. Luego se suman los fontaneros y el que ha venido con el grupo electrógeno. Para todos hay n plato y todos dicen que está bueno. Ha preparado unos espaguetis con pescado que, como tiene mucho aceite, sirve da salsa al ñame que ha cocido y ha puesto así, pelado en la mesa.
      Cuando acaban de montar los muebles los de la capital se van y nos prometen volver el lunes con lo que queda, entre ello el grupo electrógeno, así que no hemos desempaquetado aún los electrodomésticos, que esperarán hasta que tengamos seguridad de que nos van a dar servicio, incluso si la luz se va.
       Los fontaneros han trabajado bien y rápido, pero tendrán que volver mañana, pues son muchas cosas y no les ha dado tiempo a todo.

      Mientras estoy escribiendo, disfruto de lo agradable que es estar sentado en una silla, algo que hacía varias semanas no tenía en casa. Y me imagino la experiencia que tendré luego cuando me vaya a acostar, tener una cama y un colchón, que tampoco hemos tenido en este tiempo. Pero creo que son experiencias muy agradables y que nos acercan a los que tienen mucho menos que nosotros y nos ayudan a compartir lo que tenemos.

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