Temprano, antes de que la ciudad se
despierte, abandonamos Freetown, pues más tarde sería complicado salir y,
acompañados por el provincial, Jorge Crisafully, nos dirigimos a Bo, nuestra
residencia. Ahora mismo estamos en una casa provisional a la espera de ver qué
hacer con el terreno de unas quince hectáreas que tenemos a medio camino entre
la ciudad y los pueblos en los que vamos a trabajar.
Para las nueve y media estamos de
vuelta. Hablamos con el provincial, nos preparamos para el comienzo oficial de
la presencia, que será el día de Don Bosco. Jorge pensaba estar con nosotros,
pero le han surgido compromisos que no le reclaman en Ghana y así tenemos una
comida de presentación en la que están presentes el obispo, el vicario y el
cura que vive a nuestro lado y que nos ha preparado la albañilería de la casa
en la que estamos.
El encuentro es agradable, La comida
está bien preparada. Nos la han traído desde el centro de pastoral que ya nos
lo han hecho otras veces antes. El ambiente es bueno y todo nos deseamos un
buen comienzo y una actividad apostólica fructífera.
Finalizada la comida los invitados se
despiden, el camión de D Bosco de la capital llega con algunos muebles que
faltaban y Jorge regresa con el camión para mañana tomar el avión que le lleve
a Ghana.
Estamos instalándonos. Tenemos ya unas
cuantas cosas. Nos faltan unas cuantas más. Hay algunas que no encuentras
fácilmente, pero te vas haciendo a lo que tienes y lo que necesitas y no
encuentras, quiere decir que si no lo hay es porque no se utiliza por aquí,
aunque sea algo tan corriente como las sábanas para las camas, pues la gente
sigue durmiendo en esteras.
Con lo que queda de la batería del
ordenador, logro enviar algunos mensajes. Cuando hay luz a veces internet no
funciona y a veces sin luz, ves que funciona mejor. Se hace lo que se puede. La
crónica cuando no la puedo escribir en el ordenador dejo el borrador escrito a
mano para hacerlo cuando haya luz.
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