Como nos fuimos a la cama pronto, también pronto
por la mañana estoy despierto y salgo a
contemplar las estrellas. Donde hay poca contaminación lumínica se ven muchas.
Las primeras que observo para orientarme son la Osa Mayor, que no la Estrella Polar, pues no llego a verla en
el horizonte, y la Cruz del Sur, esta sí que se ve muy clara y distinta. Para mí
contemplar el cielo siempre es un misterio, pero aquí se ve mucho más claro y me
hace pensar en la grandeza de un Creador y la pequeñez de cada uno de nosotros,
sus criaturas.
Hemos
comenzado el año y nos encontramos para rezar por la mañana. Luego salimos hacia
los pueblos. El obispo nos ha hecho saber que vendrá a Tikonko para hacer
nuestra presentación. Nosotros hemos prometido ir a otro pueblo, Gbalehum, a
decir la misa y sabiendo que las cosas van a retrasarse, vamos a decir la misa
y, aunque tengan que esperarnos un poco, por lo menos la gente en Gbalehum
estará contenta.
Nos
acogen encantados y no tienen prisa en venir, pero les hacemos saber que el
obispo nos espera y queremos no hacerle larga la espera. Preside la misa Paul,
un salesiano d aquí que les dice la misa en mende y la gente está encantada.
Acabada la misa nos quieren hacer quedarnos a comer y cuando les hacemos saber
que monseñor nos espera, nos dan una cesta con dos cazuelas: arroz y salsa,
además de los dones que han presentado en la iglesia; arroz de la zona,
cacahuetes y unos ñames.
Cuando
llegamos de vuelta a Tikonko ya hace un buen rato que nos esperan. El obispo ha
venido con el cura de la parroquia y han aprovechado para confesar a la gente.
Comenzamos la misa con los deseos de paz y prosperidad y bajo el manto de la
Reina de la Paz. El párroco habla a la gente en un tono muy cercano y participan
en la homilía dialogada, algo que me gusta y que es lo que solía hacer también
con la gente de los pueblos. Eso les ayuda a entender y seguir mejor el
comentario.
El obispo
está muy contento con nosotros y nosotros estamos también contentos con lo que
se nos propone como trabajo. Esperemos que todos estemos a la altura.
Al final de la misa nos pone a su lado y
dice a la gente que ahora nos tienen con ellos y que espera que sean capaces de
hacerse cargo de nosotros. Luego salimos y el jefe del pueblo, cristiano
bautizado y comulgante, así como su esposa, nos reciben en casa y nos invitan a
comer a todos.
Después de la comida vamos a la casa que tenemos alquilada en Tikonco y
traemos cinco bancos que había allí en reserva, para por lo menos tener donde
sentarnos, pues en casa no hay ninguna silla. Por la tarde salimos de compras y
a visitar diversos lugares. Estamos contentos de lo que hemos vivido y ansiosos
de comenzar en serio el trabajo. No hay luz, cenamos lo que nos han preparado en
Gbalehum como comida y nos vamos pronto
a la cama, pues mañana empezaremos la jornada temprano.
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