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lunes, 27 de enero de 2014

27 y 28 de Enero de 2014

Pronto por la mañana viajamos a la capital. Mañana tendremos un encuentro-retiro con las otras comunidades y estará presente el provincial. Será en Lungui, cerca del aeropuerto, lo que requiere toda una ceremonia para llegar, pues hay que ir a través del ferry. La ciudad de Freetown está en la parte derecha del río Sierra Leona y el aeropuerto en la parte izquierda y la forma de llegar de la una a la otra es el ferry que pasa varias veces por día. Quizás mejor dejar para una explicación particular los detalles bastante pintorescos de un viaje que hay que hacer sin prisa.
       Nosotros nos hemos desplazado pronto para llegar a la capital y tener tiempo de hacer compras, pues en “Bo” no se pueden encontrar muchas cosas que en la capital hay y que para la casa nos hacen falta. También tenemos tiempo para saludar a los niños de la calle con los que hemos establecido contacto en nuestra anterior estancia en la capital. Ahora nos saludan cariñosos y nosotros nos mostramos encantados con ellos.
       En Lungui hay otra presencia salesiana que ya lleva unos cuantos años, fue la primera que se empezó en el país y ya tiene bastante historia vivida. Hay un colegio, escuela primaria, parroquia, aspirantado…
       Para ir salimos en coche y vamos hasta el ferry. En el ferry hay que bajarse del coche y entrar con los pasajeros de a pie. Es una experiencia interesante, pues el ferry es como un taxis de la “brousse”, pero a lo grande. Entran unos cuantos vehículos, entre 40 y 60 y el resto es para viajeros y mercancías y las hay de todo tipo, tamaño y color.
       La travesía es agradable y como es temprano y el sol no es muy fuerte, me paso un buen rato en la cubierta alta contemplado el panorama. Después bajo hacia el vehículo en el que está Uba dormitando. Me cuesta entrar, pues los vehículos están tan juntos el uno al otro que ni se pueden abrir las puertas para entrar.
      Una vez en destino, tomamos la ruta del aeropuerto que está en bastante mal estado y después de un cuarto de hora entramos en la presencia salesiana donde somos recibidos por los salesianos con efusivos saludos. Ya conocía a casi todos, pues una u otra vez se han desplazado a la capital.
       Tenemos el saludo del provincial, la charla, la reflexión, la misa, la comida, la reunión posterior de programación y previsión de objetivos para los diversos sectores y casa y… En marcha, el tiempo se nos ha echado encima y la hora manda,  de nuevo hacia la capital en el ferry.
        Como llegamos un poco con el tiempo justo, resulta que no hay sitio para el vehículo, lo que quiere decir que hay que esperar varias horas para el siguiente. En lugar de esperar todos, pensamos que uno se quede con el vehículo y los demás al llegar a la otra parte buscarán la forma de llegar a casa.
        Se va a quedar Uba solo y, como tampoco tengo nada que hacer en casa, me quedo con él, así el tiempo se hará más corto y podremos estar hablando un rato en español. Uba es el superior de la comunidad de Freetown, su nombre completo es Ubaldino y es venezolano. Una persona muy abierta y amable, que se hace querer, especialmente por los críos de la calle.
        El tiempo de espera da para todo, desde comprar un poco de fruta hasta hablar con gente joven que pasa, algunos de los cuales conocen a Uba porque ya lleva muchos años por aquí, hasta compartir muchas de las cosas que se han dicho en el retiro y él, con su experiencia y sus conocimientos me va poniendo al corriente de cosas que todavía se me escapan. Compartir siempre es interesante.
        Llegamos a casa casi a media noche, pues aunque el viaje no ha sido muy complicado, al salir, ya en la ciudad, una calle está cortada y eso quiere decir que el tapón que se ha formado se va deshaciendo empezando los vehículos atascados en el triple carril a dar marcha atrás y saliendo por la calle más cercana por detrás del atasco… Operación que se va haciendo con paciencia y que me recuerda las maniobras que se hacen también para la entrada y salida de los vehículos en el ferry.
       Todo esto se va haciendo con calma y a medida que se va haciendo sitio. Dar la vuelta de esta forma no es nada fácil, si además tiene al lado un camión, que necesita mucho espacio para revolverse, pero acabamos saliendo del atasco, y sin la presencia de la policía.

       La jornada ha sido completa y mañana nos espera el viaje de vuelta, lo que nos hace irnos a la cama lo antes posible, pues hay que madrugar y estar en forma para la vuelta a casa.

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