Vistas de página en total

domingo, 1 de febrero de 2015

1 de Febrero de 2015

Domingo

Domingo y levantarse pronto suelen coincidir. Voy a Mattru y Towama, mientras Uba lo hace a Valehun y Tikonko.
       Como estrenamos la llegada del coche, es algo nuevo, que nos permite desplazarnos sin estar preocupados de conseguir que las motos-taxi nos lleven de un sitio para otro si es que las encontramos.
      En Mattru el personal no está a la hora. Como hemos faltado alguna vez, se han acostumbrado a tardar y comenzamos la misa con retraso. El ambiente es bueno y los presentes se alegran de nuestra presencia.
      Hay menos afluencia que otras veces y me dicen que es que la gente venía porque tenían miedo del ébola, pero ahora que por aquí se ha pasado, que ya no sienten la necesidad de venir a rezar… Sin tiempo para ir más lejos, les pregunto si hace falta que vuelva el ébola para que la gente vuelva a rezar y, se quedan sin respuesta.
       Les hago ver que venir a misa el domingo es bueno, pero en palabras del papa no es suficiente, esto para animarles a comenzar actividades durante la semana. Me da la impresión de que también en esto hay que proceder con calma y paciencia.
       Terminamos con tiempo para el desplazamiento y en el siguiente pueblo las cosas son diferentes. Han preparado un sombrajo y hoy la gente, que no cabe en la capilla, está al exterior, donde nos vemos todos y disfrutamos de lo agradable del clima matinal a la sombra de las hojas de palmera mientras rezamos.
       Habrá unas trescientas personas presentes y han organizado todo al exterior, sonorización incluida y además funcionando, cosa que no sucede todos los días. Incluso, como se han enterado de la fiesta de D Bosco y nos conocen muy poco, nos presentan al final de la misa unas escenas con los niños para resaltar la fiesta. Les damos las gracias y reconocemos su buena organización.
       El coche nos ha permitido movernos con comodidad y sin los agobios que otras veces nos presentaban las motos, si es que aparecían en el horizonte.
      En casa nos encontramos con los monaguillos que han venido para un encuentro que se les había preparado y compartimos un rato con ellos. Comemos con los jóvenes que han venido de la capital para celebrar D Bosco (son musulmanes, pero participan con nosotros sin problemas) y pasamos una sobremesa agradable.
       La tarde se vive a ritmo de despedida, pues los que han venido desde la capital se preparan para partir, así  como dos de los muchachos que han estado entre nosotros. Les deseamos buen viaje de regreso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario