Hemos tenido luz
porque funciona el generador, que la luz sigue ausente. Nos levantamos temprano
y el señor Samba me acompaña a los pueblos. También viene la señora Cecilia, que
me acompañó ayer. Uba ha ido a Mattru y Towama. En el primero el número de
asistentes desciende. Quizás hay que pensar el por qué. En el segundo la cosa
está mucho más firme, y es que han tenido un cura, el capellán de la
universidad, y se nota el trabajo que ha hecho con ellos.
En
Nyargorhun, aunque llego con bastante tiempo, a la gente le cuesta llegar, y es
que hoy además, está nublado y cuando no hay sol, perece que se queden sin
reloj.
Van llegando con cierta parsimonia, pero al final de la misa hay más de
la centena entre niños y adultos y el ambiente es muy bueno. Alguien me ha dicho
al final de la misa “ahora que tienes nuevos pies (se refiere a que tengo el
vehículo) nos visitarás con más frecuencia”. He comprendido lo que me dice y le
he prometido estar regularmente con ellos.
En Tikonko la nueva iglesia es una
realidad muy atractiva y cada semana hay nuevas caras en la celebración, aunque
hoy había menos niños que otras veces. La celebración ha sido animada y la gente
participa. Finalizada la misa hemos ido a ver a la mujer del jefe, pues ayer
hablamos con ella y hoy no la hemos visto en misa. Está en cama con problemas en
una pierna. Rezamos un momento y le deseamos una pronta
recuperación.
En
casa se ha quedado Stephen, que nos ha preparado un buen arroz, que hemos comido
antes de que los que fueron a la misa con los jóvenes vengan, pues siempre esos
encuentros suelen ser largos. La realidad es que llegaron a media tarde y que ya
habían comido. La ceremonia fue larga, pero están contentos de haber
participado.
En la cena, Uba nos dice que cambiaremos
el horario, que nos levantaremos una hora antes para poder estar disponibles
para el trabajo que se va a hacer en nuestro terreno y que tendremos la misa al
medio día.
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