Tenemos la oración y el desayuno,
y Paul nos informa que el entierro será por la mañana. Vamos a la casa mortuoria
y rezamos un momento en compañía de otras personas allegadas a la familia.
Después salimos hacia el cementerio, donde tenemos cuatro horas largas de espera
y podemos observar los ires y venires de la gente que trabaja en el sepelio de
los muertos. A todos se les aplica el protocolo del ébola y los trabajadores con
sus trajes, sus máscaras, guantes, botas… Dan la sensación de extraterrestres,
trabajando a pleno sol y sudando lo que quieren.
Finalmente aparece el cadáver que esperamos, esperemos
que sea, pues todos vienen envueltos en una bolsa de plástico blanca idéntica y
a la que no tienes ninguna posibilidad de tocar y menos pensar en
abrir.
La ceremonia en el cementerio es muy sencilla y la
sepultura en una fosa no muy profunda en la que se mete la bolsa, se cubre con
palos y ramas de árboles y luego se añade la tierra.
Volvemos a casa cansados y
sedientos. Comemos y duermo un rato la siesta. Después me espera una reunión en
Mattru donde la gente tarda en llegar y tengo la misma sensación que ayer en
Towama: hay que tomarse las cosas con calma y ver hasta donde
llegamos.
En casa ya están preparados para
la cena y después para salir a dar
comida a los niños de la calle. Hoy les acompaño para ver de primera mano lo que
otros cuentan y así estar al corriente de la vida nocturna de la ciudad. La
experiencia me parece interesante y algo que creo que todos deberíamos tener
como vivencia personal. Ver a tantos críos fuera de casa y a esas horas, te hace
preguntarte muchas cosas, especialmente cuando alguno ha sido expulsado de casa
y tiene heridas…
Además del contacto con los niños de la calle en tres
sitios distintos y con sensaciones diversas en cada uno de ellos, también tengo
tiempo para ver el cielo y contemplar estrellas que hacía tiempo que no veía,
como la Osa Mayor o la Cruz del Sur, además de otras muchas.
Volvemos a casa a las tres de
la mañana y me voy a dormir rápido,
pues mañana me espera un día largo.
El clima es estos momentos podemos
decir que es de lo mejor que podemos tener. Por el día no hace mucho calor, no
suele pasar mucho de los treinta grados y, aunque se suda, por lo menos no es la
humedad de la época de lluvias que te agobia. Las noches son muy agradables y te
puedes pasear a cualquier hora en manga corta y sin sentir el frío que puedes
tener en otros sitios. Por eso veo que el clima es mucho más llevadero que en
otros sitios donde he estado anteriormente.
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