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lunes, 2 de febrero de 2015

2 de Febrero de 2015

Lunes

Es el día de la vida consagrada y tendremos la misa por la tarde en una parroquia, por lo que por la mañana nos levantamos un poco más tarde y después de la oración y el desayuno, cada uno vuelve a su trabajo, unos tratan de seguir colocando cosas del contenedor para vaciar los locales que nos han prestado y yo espero al profesor que viene puntual y tenemos la sesión de clase.
       El profesor sigue cada vez más interesado en la clase y yo me encuentro muy a gusto con lo que hace y las explicaciones que me da. Veo que una sesión con él vale la pena, pues siento cómo avanzo en el conocimiento de la lengua y ayer cuando leía el evangelio en los pueblos, yo mismo notaba la diferencia con semanas anteriores.
       Después de comer y un ratito de siesta, vamos a la parroquia de san Carlos Lwanga, donde no había estado nunca antes. Es una parroquia en una barriada pobre de la ciudad y este año las cosas son más simples y sencillas que el anterior. Hay un nutrido grupo de gente de la parroquia y los religiosos y religiosas, además de algunos más representando movimientos e instituciones.
      Preside el señor obispo y se hace cercano y ameno. La ceremonia empieza a una cierta distancia de la iglesia y llegamos en procesión por el camino polvoriento. En la iglesia se suda abundantemente, pues el calor se deja sentir.
       Finalizada la ceremonia, cada uno vuelve a su sitio sin la comida que prepararon el año anterior, cosa que creo muy acertada la supresión.

       En casa sentimos de nuevo el ambiente de pequeño grupo que acabamos de recuperar, pues los días anteriores hemos sido alrededor de la veintena a la mesa.

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