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jueves, 20 de febrero de 2014

20 febrero de 2014

Jueves

Esta mañana fui al mercado y también a cortarme el pelo. Ya me hacía falta, pues un día por otro, se iba pasando y no lo podía dejar más. Encendieron el generador y allí me tuvieron un buen rato cortando y cortando. Me preguntaba cómo iba a quedar, pero al final, por lo menos me dejaron sin escaleras y sin mucho pelo también, lo que me permitirá tardar en cortármelo de nuevo. Tampoco creo que haya que presentar foto, ni estamos para lucir modelitos.
       Por la tarde hemos estado en Lembema. No os dirá nada, como a mí tampoco hasta esta tarde. Es un pueblo nuevo al que hemos ido para reunirnos con ellos, pues nos habían llamado, y nos hemos encontrado con una comunidad de cristianos católicos que, como se les ha abandonado, se han quedado en la estacada. Esperemos que volvamos a recuperar el terreno perdido y pongamos las cosas en marcha. No tienen iglesia. Hay una escuela, que por lo que dicen es muy antigua, de las primeras que se hicieron… Y está como el primer día, pero con los años que le van pasando. Estamos de acuerdo que en el diccionario africano hay palabras que no se encuentran, y una de ellas es “mantenimiento”. No se emplea nada para el mantenimiento de las cosas, con lo que ello conlleva; mientras funciona, se usan y luego, se arrumban y ya está.
         Esperemos que seamos capaces de dinamizar a esta gente que se encuentran muy solos y abatidos; y que sepamos transmitirles la esperanza y las ganas de vivir que nos trae le buena nueva de Jesús para todos. Recordando las palabras del papa, creo que es aquí donde tenemos que oler a oveja… Y espero que sea de verdad, pues si en algún sitio he captado la necesidad de estar con ellos, ha sido aquí.
       Seguimos sin luz y al encender el generador, también siguen viniendo los insectos. Hoy toca hormigas aladas. No son muchas ni muy grandes, pero las suficientes para que tengas que mañana recoger y barrer.

       Al final del día me quedo con la sonrisa que me dirigió el maestro de la escuela de Lembema, cuando al concluir  la reunión estuve un momento con él y le hice ver que estábamos aquí para estar con ellos y para darles motivos de seguir trabajando en la escuela. Sembrar esperanza es algo que siempre vale la pena.

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