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domingo, 23 de febrero de 2014

23 de Febrero de 2014

Lunes

Tenemos la misa en Tikonko, nuestro pueblo de referencia y en Valehum, pueblo al que vamos cada dos semanas. En los dos sitios he leído la misa en lengua mende. La experiencia es siempre nueva y siempre la misma. Por una parte la gente se admira de que lo puedas hacer y por otra tú te llevas el mal rato de leer y leer una cosa que te resulta difícil y que te quedas sin aliento, porque controlar la respiración es algo que tienes que hacer, pero no llegas; pero que tienes que seguir y seguir. No es la primera vez que lo hago, pues en baribá, mokolé, moba, ya lo he hecho también, pero el problema que hayas tenido con la anterior no te  soluciona el de la siguiente y el trago lo tienes que pasar cada vez… Esto es la parte del esfuerzo, pero la gente es muy amable y te anima. En el primer pueblo, la mayoría adultos, al final aplaudieron para felicitarme. En el segundo pueblo, la mayoría niños, varios se acercaron y me saludaron de forma muy diferente a otras veces… También los críos perciben el esfuerzo y te sienten cercano cuando hablas su lengua.
       Después de comer me encontraba cansado y me eché una buena siesta. Pero por la tarde durante más de dos horas me dediqué a repetir y repetir lo que había leído por la mañana. No sé si es la moral que te da el ver que la gente está contenta o la conciencia de saber lo que te falta por aprender y lo que debes mejorar. Por lo menos estoy contento de haber empezado. Lo otro irá viniendo poco a poco.



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