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miércoles, 12 de marzo de 2014

12 de Marzo de 2014

Miércoles

       Es día de ir a clase, pero el profe no está disponible, así que hay tiempo para hacer otras cosas, limpiar la habitación, organizar la ropa, leer los ejercicios y, mientras hacemos esto, suena el teléfono, es el obispo que nos pide si podemos encontrarnos con él en su despacho a las diez. Allí estamos y nos entrega una carta, algo por escrito queda, en la que nos aclara lo que tendremos como trabajo en nuestra zona, el distrito de Tikonko y alguna de las partes adyacentes, además del trabajo en la cárcel.
         Estamos contentos de recibir esta encomienda y prometemos entregársela al superior,  y juntos tratar de llegar a un entendimiento para los términos de cada una de las tareas a realizar. Hay dos zonas de dos parroquias que nos han dado además de lo que hasta ahora teníamos y el trabajo en la cárcel, que será una ayuda a la monja que está haciendo el trabajo ahora. Más tarde veremos lo que se pueda hacer.
        A la vuelta tratamos de identificar el sitio en el que los Hermanos de la Instrucción Cristiana tienen un colegio aquí en la ciudad, pero no los encontramos. Otra vez será. Por lo menos nos hemos dado un paseo por una zona del barrio que aún no conocíamos.
        Los efectos del esfuerzo de ayer se notan y tengo las piernas cansadas, pero ello no me impide dedicar unos buenos ratos a estudiar la lengua, que es la forma de aprovechar el tiempo cuando lo tienes libre.

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