Tengo que comprar gasolina para el grupo, poner
gasoil en el depósito del vehículo y comprar agua, pues el filtro está fuera de
uso. En la primera gasolinera no tienen ni lo uno ni lo otro. En la segunda hay
gasoil, en la tercera, haciendo cola con las motos encontramos la gasolina para
el grupo. Lo del agua es otra. Hoy a las nueve no hay ningún supermercado
abierto. Paciencia y a ver si encontramos agua en otro sitio. Al final había una
tienda con botellas de agua.
A la vuelta del mercado decidimos
visitar “Gerihun”. Es un pueblo en el camino hacia Kenema, la otra ciudad
importante que hay hacia el este del país. Allí hay una parroquia llevada por
los espiritanos. Los espiritanos son los misioneros de Sierra Leona desde hace
muchos años. Están celebrando ahora el 150 aniversario de su presencia y han
hecho una labor inmensa en la evangelización del país, y la siguen aún hoy.
Empezaron siendo misioneros franceses, siguieron los ingleses e irlandeses y hoy
son los autóctonos los que siguen en el tajo.
A medida que me voy informando en libros y revistas, me doy cuenta del
inmenso trabajo que han realizado en el país y es un motivo para agradecer a
Dios lo mucho y bien que han trabajado.
Gerihun es la misión más antigua de
la diócesis. Empezaron en 1905 y hoy tiene una comunidad cristiana floreciente y
muchos pueblos en los alrededores. De aquí han salido muchas vocaciones para el
seminario y los distintos grupos religiosos.
Nos acoge un sacerdote que se
muestra muy amable y nos acompaña por los diversos sitios de la misión, a la vez
que nos da explicaciones a las preguntas que le vamos haciendo. De vuelta a casa
pasamos por otro sitio en el que los espiritamos tienen una iglesia que han
hecho como centro de peregrinación. Es una estructura muy grande y muy sencilla
que puede acoger a mucha gent. Está prevista para peregrinaciones y encuentros
multitudinarios. Me ha gustado el edificio y, aunque está sin terminar, pienso
que es un gran servicio para los encuentros y peregrinaciones de la diócesis. No
tienen un cura residente, pero cada domingo un espiritano dice la misa y se reúnen varios cientos de
personas.
Por la tarde, después de la siesta y
un rato de estudio de lengua, voy a los pueblos. Cada vez me encuentro más a
gusto con la gente y ellos conmigo y sobre manera cuando ven que me dedico a
estudiar su lengua. Después de la clase hay un rato de preparación de la misa
para mañana y acabamos con la oración de la tarde al oscurecer.
A la vuelta a casa, Jos me esperaba,
cenamos juntos, con el grupo en marcha pongo la lavadora y consulto internet. No
hay muchas noticias, pero es bueno estar al día.
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