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viernes, 14 de marzo de 2014

14 de Marzo de 2014

Viernes

Se presenta un día tranquilo, pero queda el cansancio del trabajo de ayer y es bueno dedicar el día a la casa. Primero limpio la habitación y después pongo un poco de orden en las cosas. Dedico un buen rato al trabajo de la lengua, me distraigo entre leer unas cosas y copiar otras y repitiendo frases que me han ido indicando, así es la forma de aprender donde no hay un método claro como estamos acostumbrados para cualquier lengua en nuestros lares. Aquí no vas a la librería y pides el método para aprender la lengua, eso no existe, lo mismo que no encuentras un mapa de la ciudad o de la comarca, o una biblioteca con libros de historia de la ciudad o de los alrededores; pero eso es algo normal en un sitio donde poca gente sabe leer y donde esos servicios culturales son un lujo al alcance de muy pocos privilegiados.
       Por la tarde vamos a los pueblos. Jos se queda en Tikonko y yo voy a Niagorehun donde trabajo un rato en la lengua con el catequista  y luego tenemos reunión de las parejas. La realidad es bien reducida. Hay dos matrimonios y algunos medios más, pero la comunicación es muy interesante. Una pareja dice que hace una semana que rezan juntos y que las cosas han cambiado, que antes se peleaban y ahora llegan a entenderse. Se les ve en la cara lo contentos que están y los otros presentes les felicitan. Otra pareja habla de la experiencia de ir a visitar a otra familia y haber rezado juntos y cómo los dos matrimonios estaban encantados. Les doy las gracias por la comunicación. Animo a los demás a decidirse a rezar juntos y luego contarnos los cambios que viven. Hay un maestro que habla de lo que piensa hacer y una mujer que ha llegado y dice que su marido es musulmán, cosa que no tiene mayor importancia a la hora de rezar juntos. Promete que lo intentará.
        Después tenemos una oración de fieles y es aquí el momento que me da coraje no entender aún la lengua, pues es cuando ellos expresan su intimidad más profunda y es aquí donde verdaderamente descubres las maravillas que hace Dios con esta gente, los pobres, los pequeños, los últimos… Es algo que tengo muy grabado en el recuerdo, lo anteriormente vivido en estas mismas circunstancias en Cinkassé o en Kandi, y es aquí donde te das cuenta que tienes a Dios tan cerca que… rezar te sale espontáneo y darle gracias es lo normal por las maravillas que estás viendo que suceden a tu alrededor.

      No es que todo sea de color de rosa, también hay sus problemas… Cuando voy a volver para casa sin decirme nada, me inundan el vehículo de gente y de paquetes… Pero, qué les vas a decir… Hoy se han pasado un poco, quizás para bajarme del cielo en que estaba y hacerme ver que seguimos siendo los humanos de siempre. También es bueno experimentar esto de vez en cuando y aprender a tener paciencia y tratar de convertirnos a Dios, que para eso nos ofrece este tiempo de cuaresma.

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