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domingo, 23 de marzo de 2014

23 de Marzo de 2014

Domingo

Como cada domingo, salimos temprano  en dirección de los pueblos. Dejo a Jos en Tikonko, su pueblo de referencia y yo me voy a Valehun, donde suelo tener una celebración de la palabra y hacer catecismo, ya que no hay gente que pueda comulgar.
       Como de costumbre en el pueblo, a la llegada saludamos a la gente por las casas y luego les esperamos en la iglesia. Hoy hay unos setenta críos y once adultos. Tenemos un largo rato de catequesis con muchas preguntas, alrededor del tema del agua que nos da Jesús, lo mismo que se la ofrece a la samaritana. Veo que participan y el tiempo no se les hace largo. Tengo que cortar, porque me esperan en el pueblo siguiente, pero parece que van reaccionando, pues me dicen que han participado ayudando a trabajar el campo de alguien que tiene un problema en la mano y no lo puede hacer. Les felicito por lo que han hecho y les animo a seguir en la misma línea.
       En el pueblo siguiente, hoy Valei, llegamos y lo primero me saludan los niños… Después pedí un poco de agua para lavarme las manos; pero me agrada, aunque me manchen, que vengan donde mí con confianza y eso me ayuda a estar cerca de ellos y a crear lazos de amistad con todos, pues a través de los niños se llega a los mayores.
       La misa es larga, porque además de las lecturas, hay explicación y la gente hace preguntas, pero como no me espera otra misa, me lo tomo con clama y voy respondiendo a sus dudas. Están muy interesados sobre todo en las reuniones de las parejas. Les digo que  se lo tomen con calma y que a todos llegaremos, incluso si su marido es musulmán, si él no viene a rezar con nosotros, nosotros sí podemos ir a rezar a su casa…
       Acabada la misa siguen todavía las preguntas, pero les digo que no se preocupen, que vengan a las reuniones y allí daremos respuesta a lo que les preocupa. Es la forma de hacerles venir y después poder ir a visitar al que no viene a su casa.
       Volvemos casi a las doce y Jos nos espera hablando con gente a la sombra del mango, el mejor árbol de sombra que conozco, además de la fruta que es lo más sabroso que puedes tener entre las muchas frutas que encuentras por aquí.
       Al llegar a la ciudad ponemos carburante en el vehículo, pues mañana vamos a ir a la capital. Tenemos la suerte de encontrar gasoil a la primera y sin hacernos esperar, raro fenómeno que se produce muy pocas veces en este tiempo, donde hasta en la capital tienen los problemas de la escasez de carburante.
      Después de comer me encuentro cansado y me doy una buena siesta para recupera. Por la tarde voy a un cíber y no funciona… Así tengo más tiempo para ir al pueblo al que voy los domingos por la tarde, Lembema.
       El maestro no me esperaba, pues le había dicho la semana pasada que sería difícil que pudiera venir. Me dijo que había ido a comprar tiza para la escuela al pueblo de Tikonko. Como no estaba el maestro, me rodearon los críos desde que llegué y nos dimos varias vueltas por el pueblo. A la gente le llama la atención ver a un blanco y tanto crío alrededor, pero así recorro las casas y tengo entrada en todas.
      Cuando ya pensaba no encontrar gente que viniera a rezar aparece el catequista, que ha venido andando desde su pueblo y juntos vamos sacando de sus casas a los que él conoce y recuperando a algunos que han ido a otros sitios.
        En la oración estamos más de ochenta, de los cuales ocho son adultos y el resto niños de los que van a la escuela que vienen porque les trae el maestro. Con ellos cantamos un rato y hacemos animaciones y cuando van llegando los adultos se explica el evangelio y se les anima a descubrir en Jesús el agua viva.
       Hoy han entrado en el vehículo para venir del centro del pueblo hacia la escuela que está un poco en una esquina. No sé cómo se las ha apañado el catequista, pero estuve contando y a la salida había treinta y cinco críos. Conté siete en el asiento delantero, sentados alrededor y encima del catequista.
       Cuando vuelvo a casa llevo al catequista a su pueblo, para horrarle los kilómetros que tendría que hacer a pie. Es una vuelta larga, pero me agrada poder hacer este servicio a una persona muy dispuesta y servicial. Además, hoy tengo conmigo la máquina y he podido hacer algunas fotos de las talas y los campos quemados como los que visité ayer. El problema que tengo es que no me salen las fotos cuando las quiero enviar. Esperemos que laguna vez lo pueda solucionar y se puedan ver, pues siempre una foto es mejor que muchas palabras.

       En casa lavo el vehículo, pues mañana pensamos salir temprano y, tampoco se puede lavar antes, pues en cuanto entras en la pista, el polvo es algo que se pega y que te da la sensación que hace mucho tiempo que no lo limpias, así que tienes que elegir el momento oportuno para lavarlo, pues si no es como si no lo hubieras hecho.

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