Después del desayuno Jos va a Tikonko. Hay una
reunión de una ong prevista para mañana y hay que preparar los que van a
participar. Por la tarde voy a rezar a un pueblo y voy pronto, esperando poder
dedicarle un rato a la lengua y se lo tengo que dedicar a la rueda del coche que
está pinchada. Me doy cuenta de ello al llegar al pueblo. Allí todos se prestan
a ayudarme a cambiarla, tarea laboriosa, pues primero no estoy acostumbrado al
vehículo y luego por una parte el gato no está en forma y requiere tener una
ayuda al lado. Sólo logra elevarse unos diez centímetros. Cada vez que se eleva,
ponemos un calce al lado del gato y así logramos la altura necesaria para
cambiar la rueda.
A estas alturas ya estoy bañado en
sudor y en lugar de quedarme a rezar, me vuelvo para poder reparar la rueda,
pues mañana seguimos necesitando el vehículo.
Dos horas más tarde vuelvo al
vulcanizador y allí tiene la rueda reparada. Son verdaderos artistas. Los
neumáticos que no tienen cámara de aire y que por ahí son a cambiar, aquí se
reparan sin mayor problema y vuelven a servir de nuevo. Me entretuve en hacer
las fotos del momento y si es que logro hacerlas salir, que el correo no me las
acepta, se podrán ver en el blog.
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