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viernes, 22 de diciembre de 2017

22 de Diciembre de 2017

Viernes


Se nota que nos acercamos a los últimos días del año, pues aquí suele hacer fresco, que no frío, la última semana del año y la primera del siguiente y a eso nos encaminamos. La gente viene a la misa en buen número y bien abrigada pues ellos notan la bajada de las temperaturas. Yo no sudo y no tengo la ropa calada, pero hay también un ambiente seco y de polvo del harmatán, que se lo sumas al recorrido que haces por las pistas llenas de polvo, te puede traer fácilmente un buen catarro… Preparo las cosas que tengo que tener para la tarde en Nagoyon donde tendremos bautismo y ensayo para la ceremonia del día siguiente en que estará el obispo. Además llamo a varias personas, voy a ver a los maestros y quedamos en la hora de acabar las clases para que les pueda llevar a su destino y que no tengan que gastar en las motos.

Salgo hacia los pueblos a la hora prevista y no hay muchas cosas preparadas, por lo que con los que están presentes empezamos a organizar los bancos de la iglesia, que están apoyados sobre bloques de cemento, pues aún no se ha acabado la construcción. Donde había previsto una docena, logramos que entren un veintena, con lo que el número de gente dentro de la iglesia va a ser casi el doble. Calculan que van a venir muchos, pero tengo la impresión de que no habrá tantos como piensan.

Se hace la hora y no todo el mundo está presente, pero comenzamos y ya van llegando. Celebro bautizos para que mañana la ceremonia no sea tan larga. Hay veinticinco bautizados, desde los adultos que se van a casar mañana hasta dos bebés de pocos meses, pasando por los niños y jóvenes que han hecho el catecismo.

Hay mucho más movimiento de lo que cuento, pues están preparando comida para los que vengan. Yo les he dado suficiente a los que se casan para que puedan invitar a los que les vengan a casa, pero los que vienen son muchos y el trabajo es grande, a pesar de que les he dicho que las cosas deben de ser sencillas, primero para mostrar la diferencia con lo que hacen para los funerales y luego para decirles que en nuestras reuniones lo importante no es la comida, sino lo que se reza, cosa que hay que tener paciencia, pero que llegaremos a cambiar, pues también lo he hecho en otros sitios antes de aquí.

Los bautizos se hacen en su orden y los padrinos y madrinas acompañan a los nuevos bautizados, como hemos insistido durante largo tiempo. Y cuando acabamos la ceremonia del bautismo, seguimos con el ensayo de lo de mañana, confirmaciones y matrimonios, para acabar con la confesión de los que comulgan regularmente, como preparación para la fiesta de Navidad.

La vuelta a casa es larga y parsimoniosa, además de bien acompañada del polvo del camino, pero siempre con la esperanza de hacer algo bueno por la gente en los pueblos y con los del camino que les montas en el vehículo y lo agradecen.


Ni luz, ni conexión, pero al final logramos enviar algunos correos. También he tratado de contactar con el obispo, pero no ha habido manera. Veremos mañana.

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