Y se hizo la luz y vino por la noche, de madrugada. La conexión a internet es tan débil que no hay forma de poder enviar un mensaje o conectarse a una red. Por lo menos por la mañana hemos podido rezar con la luz y ver para leer las oraciones.
La mañana es tranquila. La orden del gobierno de estar en casa ha comenzado y la gente la respeta, pues no se ve andar por la calle. Hemos ido al mecánico. El coche ha comenzado a hacer un ruido en el momento de cambiar de marcha y, el taller está con algunos aprendices. El patrón duerme, es lo que nos han dicho. Hacen algunos toques en el vehículo, aprietan varios tornillos y me dicen que vuelva el lunes. Pero por lo menos me aseguran que puedo conducir el fin de semana sin problemas
En casa el electricista trata de poner algunos enchufes en sitios estratégicos que no hay y el tiempo se pasa sin darse cuenta. Con el encierro en casa, no vamos a rezar a los pueblos, lo que nos permite dedicar el tiempo a leer y estudiar la lengua. Los niños del orfanato vienen como de costumbre y la luz viene y se va con frecuencia, lo que nos hace encender el generador para finalizar.
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