Segundo día de encerrona. No se oye nada por la calle, todo está en silencio. A media mañana salgo hacia un pueblo a buscar al señor que dirige a los que trabajan en el pozo para que esté en casa con la familia el fin de semana. No encuentro a nadie en todo el camino. Cuando llego al puesto de control y pienso dar explicaciones, la cuerda desciende y me dejan pasar… Es verdad que me conocen, pero no me esperaba tanta facilidad.
En el pueblo, la gente está motivada y el trabajo avanza, no al ritmo que yo me podría esperar, pero por lo menos se esfuerzan y creo que es un trabajo al que no están acostumbrados y lo están haciendo a conciencia, comenzando por el jefe del pueblo, que siempre se encuentra presente en el pozo, algo que hace que los demás se tomen las cosas en serio. Los diferentes equipos tienen conciencia de lo que hacen y los líderes de los mismos les dirigen adecuadamente.
También les advierto que por la tarde no vendré para la reunión de las parejas, lo que me permite, ya que hay luz y la conexión a internet funciona, enviar unas cuantas fotos para que Loli las pueda poner en el blog.
La luz es débil y la bomba de extracción de agua no funciona, por lo que encendemos el generador para rellenar el depósito.
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