Uba sigue en Freetown y nosotros tenemos la experiencia de comunidad que no habíamos tenido hasta ahora, pues siempre estábamos acompañados de los jóvenes de una u otra parte. Hoy han ido a su destino acompañando a Philip los dos últimos que quedaban en casa.
Voy temprano a rezar con la gente de Nagoyon y les llevo al pocero para que sigan el trabajo del pozo. También tenemos reparaciones en casa, del electricista, el fontanero, el frigorista y llevo el coche al mecánico, además de tener tiempo para la clase con el profe de lengua.
La sensación es diferente en lo que estamos viviendo. La reunión comunitaria de la tarde pasa por programaciones y horarios y ver lo que se puede ir pensando para hacer en los pueblos, la catequesis en especial. Los niños del orfanato están con nosotros y la luz nos ha olvidado, por lo que tenemos que encender el generador.
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