Samuel ha dormido regular, pero le han llamado para
decirle que un cura irá a decir misa a Mattru y se queda para acompañarle. Yo
voy a Nagoyon, Tikonko y Towama, con suerte diferente en los varios sitios. En
el primero la gente llega en el número que lo suelen hacer otras veces, en el
segundo hay bastantes menos y en el tercero, como hay una fiesta de final de
curso de los universitarios, hay algunos más que de costumbre.
El reencuentro es agradable. Todos estamos contentos de
vernos de nuevo y de volver a la rutina de mi presencia entre ellos. Me doy
cuenta de que el tiempo que han estado solos ha hecho que algunos dejen de
venir. Esperemos que las cosas cambien a partir de ahora.
Nos han preparado comida en Towama, lo que nos permite
tener un plato bien cocinado y con bastante picante, pero a todo nos vamos
acostumbrando.
Después de comer viene Paul, el
salesiano que ha dicho la misa en la parroquia acompañado por su hermano. Juntos
salen con Samuel y yo me voy a dormir la siesta, pues esta mañana me levanté
temprano.
No han pasado diez minutos y me despierta el claxon de
un vehículo, es Almudena, una chica que me encontré en el avión y que trabaja en
un proyecto aquí por unos meses. Nos saludamos, nos damos los teléfonos y
prometemos vernos otro día.
Nos vienen a ver más visitas y acabamos saliendo de casa
para ir a rezar el rosario a Towama, donde hay un pequeño grupo. Finalizado el
rosario, tenemos tiempo de ir a otro pueblo y vamos a Mattrru; así me permite
saludarles, pues hasta ahora no he tenido ocasión de encontrarlos. También son
un grupito reducido a la hora de rezar. Y lo mismo me han dicho de la presencia
a la misa por la mañana. Esperemos que la tendencia cambie.
Por lo menos los que he encontrado
me han saludado con alegría, incluido un trío que venía del bar y estaban
bastante cargados. Durante el rosario dos de ellos acabaron dormidos. Otros
encuentros con conocidos durante el paso por el pueblo, fueron también de
alegría por verme y manifestando buenos deseos por mi llegada.
Volvemos a casa por el camino en bastante mal estado,
pero nos lo ameniza un mutilado que nos cuenta su experiencia de pertenecer a un
equipo de fútbol que sale a jugar contra gente de otros países, cosa que no
conocía y que me admira las historias que cuenta.
En casa nos encontramos con que Peter, el coci, ha
vuelto y que ya se ha puesto a hacer limpieza en la cocina, incluso siendo
domingo.
Tenemos luz, pero seguimos sin conexión, ausentes de lo
que pasa en el exterior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario