Al mismo tiempo que dedico un rato al estudio, espero al fontanero. Por
fin hemos encontrado a alguien que puede venir y esperemos que nos arregle los
diferentes problemas que tenemos de fugas y grifos que no
funcionan.
Por
la tarde voy a Cassama y Ghalehun. El camino se hace largo por su estado de
deterioro y la gente está presente. En el primero las parejas se van recuperando
y hay más de setenta presentes a la oración, siendo la mayoría críos. En el
segundo hay unos cincuenta para el rezo del rosario que lo hacemos en la casa de
uno de los maestros.
Las
parejas van marchando, aunque la realidad es que el camino a recorrer en la vida
compartida es largo, pero son de destacar los esfuerzos que se hacen. Hoy por
ejemplo el matrimonio del que el hombre me había confesado que compartir su
dinero no lo haría nunca, ha aceptado que su mujer, que encontró una pequeña
cantidad, lo haya compartido sin mayor problema y los dos están contentos.
La vuelta a casa se hace larga y nos acompaña la lluvia en los últimos
momentos. Tampoco tenemos luz a la hora de la cena, pero por suerte viene más
tarde.
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