Digo la misa en la parroquia, pues el cura que la dice
ha ido de viaje. En la misa pedimos por el eterno descanso de la madre del cura
que estará con nosotros el año que viene encargándose de la parroquia. Acaba de
morir en la India y tenía ciento cuatro años. Parece que bien contados, pues el
hijo tiene setenta y cinco. Por lo menos ha sido una vida llena de la gracia de
Dios y esperemos que esté disfrutando en su presencia.
Después de la misa me viene a hablar
Gabriel, un señor de Guinea que tiene muchas dificultades en hablar inglés, por
lo que nos entendemos en francés.
Cuando vuelvo a casa el coci ya está
organizando las cosas en otro almacén y yo me preparo para ir a visitar la
escuela en la que tenemos compromiso con el trabajo de los profesores. Quiero
hacer un control para ver lo que han avanzado los alumnos, pero también tengo
que atravesar el puente del agujero… Cuando llego, como el día está claro, veo
que la cosa es pasable, aunque tienes que ver que el agua esté clara para no
entrar en el hueco.
En la escuela los maestros están en su trabajo y los
alumnos hacen el examen sin mayor dificultad. No me ha dado tiempo aún a la
corrección, pero la sensación es que las cosas han progresado
bastante.
Después de comer y echar la siesta,
me viene a ver el profe de lengua local y me cuenta que ha perdido a su madre.
Le doy el pésame y seguimos en nuestro trabajo.
Voy a decir misa a los alumnos de la uni y me encuentro
con un grupo numeroso para lo que solía tener antes. Hay unos cuarenta. También
les animo a que traigan a amigos y conocidos a la celebración. Hay buen
ambiente.
De allí me voy al pueblo, rezamos el
rosario, y el grupo va aumentado en número cada día. Después voy a Mattru para
rezar también el rosario, y aquí la cosa va lenta y hay que tener paciencia con
lo que van haciendo.
Durante el día no ha habido conexión a internet, pero
por la noche la hay, además de la luz, que va durando cada vez más
tiempo.
Me han dicho que vienen a dormir los que desde Freetown
se dirigen a Liberia para la fiesta de la ordenación del domingo, un cura
salesiano, y les espero hasta media noche, pero luego ya me voy a dormir, pues
no sabes cuando van a llegar.
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