Anoche había luz, pero en casa se había agotado el cupo
y la habían cortado, así que estuvimos a la luz de la linterna y durante un rato
con la luz del generador.
Por la mañana, después de la oración y el desayuno,
hacemos planes para ir al banco, cambiar dinero en la calle, que es mucho más lo
que te dan que en el banco y hacer compras para la casa, que no tiene nada de
comida y además el cocinero no está, pues ha ido a pasar unos exámenes a
Freetown.
También vamos a visitar al vicario del obispo, pero no
le encontramos en casa, pues asiste a una misa por una persona que ha
muerto.
Como hay electricidad y también tenemos
conexión, envío algunos mensajes de correo para los que no contacté ayer.
Esperemos que dure la conexión.
Vamos a comer a un restaurante, pues
como no tenemos cocinero y tampoco hemos tenido tiempo de preparar las cosas, se
nos echa la hora encima; así también sabemos los sitios de comidas que merecen
la pena ser visitados en la ciudad.
Después de comer viene Edwin a vernos y hablamos un
rato, hasta que se nos echa encima la hora de salir hacia los pueblos, que hoy
nos toca el más alejado.
Los caminos dejan bastante que desear a causa de las
lluvias y además nos paramos a saludar a la gente de los otros pueblos, lo que
nos hace llegar a Cassama justo a la hora y, aunque les había dicho que llegaba,
siempre esperaban que la cosa se retrasara y por eso manifestaban su sorpresa al
verme, acompañada de un grito de alegría porque estoy de regreso.
Las parejas estaban presentes, aunque no en gran número,
pero por lo menos se les ve contentos y me reciben efusivamente. Les animo a
seguir en el trabajo y les motivo para que recemos el rosario en el mes de
octubre, cosa que hasta ahora no han hecho y aprovecho para darles una hoja que
encontré en América, con las indicaciones para el rezo del rosario.
Hay una cincuentena de asistentes a
la oración y dos tercios son niños, lo que hace que a veces el rosario sea
ruidoso, pero bastante agradable, en especial los cantos animados por la señora
Cecilia, la madre del salesiano que me acompaña a los pueblos.
La despedida es alegre y nos prometemos vernos el
viernes que viene y me dicen que los que no han venido hoy estarán presentes el
viernes.
En el sitio siguiente, Gbalehun, no está la iglesia
abierta, porque nos están esperando y es que aquí sí rezan el rosario en el mes
de octubre y lo hacen por las casas. Hoy lo hacemos en la capilla y les animo a
que lo hagan por las casas, pues es María la que va a traer a sus hijos hacia su
casa.
La vuelta a Bo nos lleva largo tiempo. Las carreteras
están en muy mal estado. Y Samuel está con catarro y se va pronto a la
cama.
Ahora no hay conexión… Ya me parecía
que duraba mucho la comunicación a través de internet… Pero por lo menos tenemos
luz de la ciudad.
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