Salgo temprano hacia los pueblos. Samuel se queda para asistir a la misa
en la parroquia. De nuevo me enfrento al paso del puente con problemas y de
nuevo logro salir airoso. Algunos de los que estaban lavando ropa aplauden
cuando he pasado…
En Nagoyon
la gente va llegando con parsimonia, pero al final los números llegan a los
normales de cada domingo. En Tikonko ha subido el número un poco y también están
presentes el jefe y su esposa. En Towama hay mucha gente retrasada y algunos de
los que tienen que intervenir no están. Quizás hay que retrasar un poco la hora
de la misa.
Samuel está hablando largo rato con un par de jóvenes y yo, después de la
siesta voy a Towama, visito algunas familias y rezamos el rosario antes de ir a
Mattru, donde de nuevo rezamos el rosario y tengo una reunión con los
responsables de la comunidad. La realidad es que han invitado a todos los que
quieran venir y la reunión no es
muy de su agrado, pues les hago ver que pienso que están mucho más interesados
en dinero que en lo que de espiritual les pueda traer un cura; y se lo digo con
un ejemplo del evangelio de hoy, el ciego pide a Jesús no unas monedas, sino un
milagro, que es mucho más complicado y nos pide tener fe. No estoy convencido de
que me hayan entendido, pero por lo menos yo se lo he dicho y hemos quedado de
encontrarnos de nuevo el domingo que viene.
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