Ha llovido
casi toda la noche y por la mañana no vamos a los pueblos pues los caminos no
están transitables y la gente no se presenta a rezar. Lo hacemos tranquilamente
en casa. Viene el fontanero. Hay unas cuantas cosas que reparar. Esperemos que
encuentre lo que hace falta y lo pueda ir haciendo poco a
poco.
Samuel se
va a una reunión con los universitarios y Antonio sigue en su tiempo de estudio
y lectura. Viene a verme alguien que está pensando en hacerse salesiano. Le
recomiendo trabajo serio en el estudio y dedicarle un tiempo diario a la
oración, además de tener un director espiritual que le ayude en el
discernimiento.
El calor
es de nuevo agobiante y puede volver a llover en cualquier momento. Se suda
copiosamente y se busca un poco de corriente de aire para tener la sensación de
refrescarte.
Antonio va a Mattru para una reunión con los dirigentes de la comunidad y
lleva víveres a una familia en la que el hombre está enfermo. Por suerte parece
que se va recuperando un poco. La lluvia amenaza en varios
momentos.
Al final
la reunión no se hace, pues no han acudido las personas convocadas. Se trata de
dar excusas, pero la realidad es que no han venido. Quedamos que se pospone para
el domingo después del rezo del rosario por la tarde. Cuando algo así pasa,
tienes que tener paciencia y saber aceptar la situación, aunque no por eso
transigir con cualquier cosa que hagan.
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