Digo la misa en casa y Joseph va a decirla a un pueblo, pues durante la
cuaresma hemos querido acompañar a la gente de los pueblos en la oración de la
mañana, pero la realidad es que hay muy poca gente que ha venido. Habrá que
seguir animando al personal.
Joseph tiene una reunión en el centro de pastoral y le lleva la mayor
parte de la mañana. El obispo le quiere hacer participar en diversos organismos
diocesanos y Joseph está
disponible. Yo tengo encuentro con los directores de las escuelas de los pueblos
y es la primera vez que se encuentran juntos. Están encantados de lo que hemos
hecho, ver los problemas que tienen y pensar en soluciones posibles, y piden que
las reuniones se hagan de forma regular.
Para mí es también una buena experiencia y les explico que el objetivo
que tenemos es de enviar a los
críos a la escuela y que dentro de la escuela encuentren una buena formación. La
realidad es que el nivel escolar es muy bajo, pero por lo menos intentaremos
hacer lo que podamos para mejorarlo y un buen comienzo creo que es tener a los
maestros motivados.
Por la tarde Joseph tiene reuniones con varios grupos y Samuel y yo vamos
a los pueblos. Hoy en Cassama no había mucho que hacer, pues hay un problema de
tierras entre dos familia en el pueblo y eso complica la situación de la
mayoría, pues hay lazos familiares entre unos y otros. Escucho lo que comentan.
Rezo con los que vienen y a ver si la semana que viene se ha resuelto el
problema.
En Gbalehun hacemos la ceremonia de la ceniza y la participación de la
gente es buena, siendo críos en edad escolar la mayoría.
El camino de vuelta a casa se hace largo, pues el estado de la pista no
es bueno, pero acabamos llegando y cenamos juntos, pues Joseph nos ha esperado
con paciencia en la oscuridad.
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