Voy a rezar con la gente en Towama. No son muchos, pero por lo menos
están los que suelen venir y la mayoría comulgan.
Después del desayuno tenemos una reunión de comunidad en la que ponemos a
punto lo que vamos a presentar a los que vengan de la oficina de desarrollo. Hay
muchas cosas y muchos son los frentes en los que tenemos que actuar, pero es un
reto y en ello estamos.
Los de los pozos están acabando su trabajo y se presentan para la
instalación de una bomba solar en el pozo de la parroquia, cosa que están
haciendo en el momento en el que salgo hacia los pueblos y se queda Samuel con
ellos, pues Joseph también ha salido a un encuentro con algunas
personas.
La reunión de parejas en Cassama no es de lo más brillante. Hay una sola
pareja y varios que han venido solos. Me pregunto si merece la pena el esfuerzo
para lo que me ofrecen, pero la paciencia también tendrá su mérito. En Gbalehun
hay menos críos que otras veces, me dicen que algunos todavía están en los
campos con sus padres. Les doy un calendario de bolsillo de María Auxiliadora y
les invito a rezar en casa lo mismo que lo hacemos en la iglesia.
La vuelta a casa está sazonada por la preocupación que tienen algunos de
los que me acompañan con la preocupación por los rumores de que hay gente que
asalta por la noche en los caminos, pero nada nos sucede.
En casa no hay luz y estamos sin la cocinera que sigue enferma, pero unas
latas hacen la cena lo suficiente buena como para disfrutar y dormir
tranquilamente.
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