Hemos pasado toda la noche sin luz y tampoco la hay por la mañana. Ya nos
vamos acostumbrando a levantarnos y lavarnos en las tinieblas. Durante la misa
funciona le generador y luego ya tenemos el generador del centro de
pastoral.
Seguimos con el trabajo de buscar un sitio para lo que nos ha llegado en
el contenedor y hoy le tocaba el turno a los paquetes de comida que hemos ido
amontonando en la antesala de mi habitación y así luego tendré tiempo de irlo
distribuyendo y organizando. Hay bastantes legumbres, galletas, pasta… De todo
ello tenemos que dar las gracias a tantas personas que han compartido con
nosotros. Aquí podremos repartir a los que tienen necesidad.
Ha habido una misa de aniversario de un difunto y ha estado presente el
obispo y varios curas, además del Joseph el párroco. Ha durado largo tiempo y al
finalizar el obispo ha tomado algo de comida aquí y ha salido hacia su despacho.
Por lo menos hemos hablado un momento y ha visto la máquina de hacer formas aún
sin desembalar y se ha puesto muy contento con ella, pues es una verdadera
necesidad no sólo en la diócesis, sino en el país. Creo que no hay ninguna que
haga algo que merece la pena.
Joseph sigue con sus reuniones con grupos y Samuel y yo vamos a los pueblos. Samuel
organiza juegos en Gbalehun y yo voy a Cassama, donde no encuentro mucha gente.
Creo que seguimos teniendo necesidad de ser pacientes y a ver a donde llegamos.
En Gbalehun estaban jugando a fútbol y me he dado una vuelta con el
maestro por la escuela y alrededores. Están haciendo un pozo en un sitio donde
me parece que hay muy poco agua, pero por lo menos mientras tengan agua no
tendrán que ir a buscarla a la bomba que está lejos de la escuela. La oración ha
sido concurrida y al final Samuel ha repartido unos regalos que el grupo
misionero había preparado, sembrando la alegría entre los críos.
A la vuelta nos encontramos a Joseph con Edwin, el salesiano de la
capital que ha venido en una visita de trabajo y que se queda con
nosotros.
Tenemos luz, coas que ya nos sorprende, pues llevábamos tiempo sin la luz
de la ciudad, y aprovecho para poner la crónica al día y escribir algunos
correos.
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