Viajamos hasta Lungi. Tenemos una reunión de todos los salesianos. Es
necesario poner en común lo que se hace y los proyectos que se tienen entre
manos y eso nos lleva tiempo y a ello le dedicamos la mañana y parte de la
tarde.
Esta mañana madrugamos y por suerte hemos vuelto a casa para el
atardecer. Hubo problemas para encontrar carburante, pero al final lo logramos y
pudimos viajar. Estamos cansados del viaje y contentos del trabajo que
realizamos, pues es la forma de ir tomando conciencia de la realidad en la que
cada una de las comunidades estamos viviendo.
Al llegar a casa celebramos la misa y después cenamos. La cocinera no ha
venido, pero siempre es posible abrir unas latas de conservas y, como es la
víspera de la cuaresma, se abre una botella del vino que ha llegado en el
contenedor, lo que hace que los espíritus están más animados y nos permita
empezar la cuaresma con decisión.
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