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domingo, 12 de febrero de 2017

12 de Febrero de 2017

Domingo

Como no había luz, tuve mucho rato para leer en el libro electrónico y además no tenía que madrugar. He dicho las misas de casa y la cosa ha sido normal, aunque me ha parecido que en la primera misa se han alargado en los anuncios. He tratado de ser amable y no hacer comentarios mientras intervienen y elogiar a los que veo que lo hacen bien.

En la segunda misa hay menos gente que de ordinario y el coro se encarga de cantar casi todo, lo que hace que sea más larga.

Cuando acaba la misa me llama el carpintero que quiere venir a reparar algunas cosas. En mi habitación asegura una estantería. En la de visitas pone un soporte para colocar una cortina y repara las mesas que nos han llegado un poco tocadas en el contenedor a cuenta de la descarga del tractor en el puerto. Mientras arregla las mesas hace ruido abundante, pero eso no me impide dormir un rato, pues estoy acostumbrado. Le llevo un plato de comida de la que nos han traído los feligreses y me lo agradece, pues no había comido nada por la mañana.

Antes de salir para los pueblos se le acaban los clavos y me dice que vendrá mañana a acabar el trabajo. Como me cae de camino, le llevo a su taller y en el camino hay una demostración, pienso que es de una escuela, en la que hay muchos alumnos. Alguien se adelanta por la orilla y le sigo… Suerte que hemos dejado atrás el tumulto y así llegaré a tiempo a destino.

Para la misa la gente está presente y hay buen ambiente. Se motivan para el trabajo y les animo a que sigan con ello, pues tenemos mucho que hacer si queremos construir la iglesia.

En casa encuentro a un catequista que me ha venido a ver y nos ponemos de acuerdo para un funeral de una persona que ha muerto en un pueblo. Seguimos sin luz, aunque ha venido un ratio, pero se ha ido sin tardar.

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