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jueves, 16 de febrero de 2017

16 de Febrero de 2017

Jueves

Voy a rezar a Mattru y seguimos con la situación de siempre y la lista de la gente que no me ha llegado… Por lo menos veo un rato las estrellas, a pesar de que hay bastantes nubes, pero algunas se dejan ver.

Vuelta a casa con los estudiantes que vienen a clase y en casa la gente esperaba a la puerta de la iglesia. Empezamos la adoración y la combino con visitas a los despachos del centro de pastoral donde intento tener noticias de cómo podemos pedir libros religiosos y también ver cómo va lo del que estamos haciendo en lengua local.

También me vienen a ver los maestros de la escuela de al lado que están organizando la participación que les he pedido para el pozo y otro asunto menos amable, un entierro que quieren hacer hoy de una persona que murió ayer en accidente de tráfico. Lo haremos por la tarde y espero que me digan la hora.

Sigo en la iglesia y sigo la experiencia de rezar ente el Santísimo, que creo que es algo que vale la pena. También vienen a verme el que se encarga de preparar a las parejas para el matrimonio y tenemos un provechoso intercambio; además el líder de la coral con quien trato de ver si se puede mejorar la preparación que hacen de los cantos.

Por la tarde vamos al entierro. Han sacado a la señora de la morga y encuentro la comitiva entrando en el cementerio. Hay bastante gente, pero no tantos como podía pensarse porque no ha habido tiempo de que se enteren, murió ayer y se la entierra hoy. Una señora que el domingo estuvo en misa y el miércoles viajaba hacia la capital para comprar suministros escolares. Parece ser que un camión hizo una mala maniobra y su carga aplastó al vehículo que estaba cerca, muriendo varias personas en el acto y otros lo harán en el hospital, pues las condiciones son tan ínfimas, que…


Eran las cuatro de la tarde y el sol quemaba con intensidad. La fosa estaba cavada en la tierra. El cementerio tiene buen orden y el cadáver estaba envuelto en una sábana y se le podía ver la cara. Rezamos, las mujeres lloraban y los hombres serenos, pusieron el cadáver en la fosa, cubierto con maderas y paja y luego la tierra encima. Una última bendición y vuelta a casa donde espera la bendición, la misa y el encuentro con otras dos personas que vienen por asuntos personales.

Seguimos sin luz, la cena a oscuras, viene un rato la luz, trato de cargar las baterías, pero hoy no hemos llegado a la mitad y ya se nos ha ido…

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